Los equipos Platense y Huracán, considerados modestos en términos económicos, lograron avanzar a la final del torneo local del fútbol argentino, demostrando que la pasión y el ingenio pueden desafiar las diferencias financieras. Ambos planteles tienen un valor conjunto de aproximadamente 48 millones de euros, una cifra menor a la de los gigantes tradicionales del deporte.

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En el mundo del fútbol, hay historias que desafían la lógica y demuestran que con estrategia, esfuerzo y un poco de ingenio, los equipos considerados 'pobres' pueden dejar en el camino a los grandes presupuestos.

Este año, en Argentina, dos clubes que habitualmente no figuran en las listas de los favoritos lograron algo que parecía imposible: alcanzar la final del torneo local sin contar con plantillas millonarias.

Se trata de Platense y Huracán, quienes, con presupuestos modestos, han demostrado que en el fútbol argentino, el dinero no siempre es la máxima variable para el éxito.

Para poner en perspectiva, el valor conjunto de los planteles de estos dos equipos está estimado en unos 45 millones de euros, aproximadamente 21,5 millones de euros para cada uno.

Esta cantidad resulta significativamente inferior a los presupuestos de los cinco grandes del país: River Plate, Boca Juniors, Racing, Vélez Sarsfield y Estudiantes de La Plata, cuyos planteles superan los 147 millones de euros en total.

De hecho, estos equipos de mayor inversión ocupan las primeras posiciones en el mercado de transferencias y en la escala competitiva del fútbol argentino.

El hecho que los dos finalistas tengan un valor menor no es casualidad, ni tampoco un mero azar. Platense, que en los últimos años ascendió desde la Segunda División y que logró su ascenso en medio de la pandemia en enero de 2021, ha invertido de manera estratégica para potenciar su plantel.

A principios de temporada, desembolsó cerca de 1,2 millones de euros en la contratación de siete jugadores, appointmentando solo a dos de ellos con pagos, mientras que otros llegaron en condición de libres.

Por su parte, Huracán, con una historia que se remonta a su fundación en 1903, ha sabido ordenar sus recursos y se consolidó como un equipo competitivo en los últimos años.

La inversión en verano, por ejemplo, fue cercana a los 900,000 euros, y ha logrado mantener un proyecto estable con un cuerpo técnico que confía en sus ideas.

La dupla técnica de ambos clubes, coincidencialmente asumida en fechas similares y con una línea de trabajo que apuesta por el desarrollo a largo plazo, ha sido clave en su rendimiento.

Durante la fase regular, ambos equipos no estuvieron en las posiciones de liderazgo en la tabla, pero su rendimiento en los playoffs los llevó a la final.

Platense eliminó a clubes de gran peso como Racing, River Plate y San Lorenzo. En estos partidos eliminatorios, venció en todos los casos en los 90 minutos, y dos de esas victorias fueron en condición de visitante. Huracán, por su parte, superó a Riestra, Rosario Central y a Independiente en tanda de penales, demostrando carácter y preparación en momentos decisivos.

Cabe señalar que estos clubes también ejemplifican cómo una gestión inteligente, combinada con un estilo de juego sólido, puede competir con presupuestos mucho más elevados.

Platense se define como un equipo duro en defensa, compacto y resistente, capaz de aprovechar los errores rivales y mantener una estructura ofensiva efectiva.

Huracán, en cambio, combina un juego directo, presión constante y un buen manejo en la mitad de cancha, con jugadores clave como Leonardo Gil y extremos veloces.

El éxito de estos equipos ha generado debates sobre si este formato de competencia favorece a los equipos con menor inversión, en detrimento de los pesos pesados, y si la actual estructura del fútbol argentino ayuda a democratizar la competencia.

Sin embargo, más allá de las discusiones, la realidad demuestra que en el fútbol, como en cualquier deporte, la estrategia, el trabajo en equipo y la mentalidad ganadora pueden hacer la diferencia.

Este fenómeno no es exclusivo del fútbol argentino. A lo largo de la historia, equipos con recursos limitados han logrado hazañas memorables en distintas ligas del mundo, evidenciando que la pasión y la entrega muchas veces superan los costos económicos.

En definitiva, los finalistas de este año en Argentina son un claro ejemplo de que en el fútbol, la victoria puede estar al alcance de todos, si se saben aprovechar las oportunidades y se trabaja con inteligencia y dedicación.