El goleador de Racing Club informó un robo en su complejo deportivo ubicado en Campana. Las cámaras registraron el ingreso de varios intrusos; la policía acordonó la zona y se busca recuperar lo sustraído. La noticia se difundió rápidamente en redes.
Adrián Maravilla Martínez cerró el año 2024 con una preocupación que nada tenía que ver con el rendimiento en la cancha. El goleador de #Racing Club denunció que un grupo de ladrones ingresó al complejo deportivo que administra en Campana, hecho que quedó registrado por las cámaras de seguridad y que, según las imágenes, habría ocurrido en la madrugada del 28 de diciembre.
Las grabaciones, que fueron difundidas por el propio complejo, muestran a varias personas desplazándose con rapidez por el predio y retirándose con distintos elementos necesarios para el funcionamiento diario del lugar.
En los videos se aprecia también la incursión en la cocina del establecimiento a través de una ventana, lo que elevó la gravedad de la situación para quienes trabajan allí y para los responsables de las instalaciones.
En un mensaje publicado en las redes del complejo, el propio Martínez indicó que ya se sabe quiénes son y dónde fueron con lo sustraído, y solicitó la devolución de lo robado para evitar que la situación derive en una denuncia formal.
La decisión de hacer pública la incidencia a través de las plataformas del centro deportivo generó una ola de comentarios y reacciones entre seguidores y aficionados, que respaldaron la idea de que las imágenes sirvan para identificar a los responsables y facilitar su recuperación.
Por la mañana siguiente, la presencia de patrulleros y personal policial en el predio dejó en claro que las autoridades ya estaban tomando cartas en el asunto.
Este hecho ocurre en un contexto urbano como Campana, una ciudad de la provincia de Buenos Aires con múltiples instalaciones deportivas que conviven con la seguridad privada y municipal para proteger infraestructura, entrenamientos y a las personas que trabajan y se ejercitan allí.
Históricamente, los complejos deportivos gestionados por figuras públicas o ligas profesionales han enfrentado desafíos de seguridad que requieren coordinación entre gestores, personal de seguridad y fuerzas de seguridad para evitar pérdidas y garantizar la continuidad de las actividades.
En este caso, la polarización entre la exposición pública del incidente y la necesidad de preservar la intimidad de las investigaciones se hizo evidente cuando el propio club eligió comunicar a través de sus redes el curso de las actuaciones.
Aunque el foco está puesto en la investigación y en la recuperación de los objetos sustraídos, este episodio también abre un debate sobre las medidas de protección en instalaciones deportivas colectivas, especialmente aquellas que funcionan fuera del ámbito competitivo y que dependen de la logística diaria para su operación.
La reacción de la comunidad deportiva y de los aficionados subraya una demanda de mayor transparencia y eficacia en la respuesta ante incidentes de este tipo, con la expectativa de que la seguridad de los recintos y de sus trabajadores reciba la atención necesaria para evitar que hechos similares se repitan en el futuro.
En resumen, el robo en el complejo de Campana no solo implica pérdidas materiales, sino también la necesidad de reforzar los protocolos de seguridad y la cooperación entre la administración del espacio, las autoridades y la propia afición para garantizar un entorno seguro para entrenamientos, eventos y la vida cotidiana de quienes convierten el deporte en una parte fundamental de la comunidad.
