Francisco Cerúndolo busca en la gira europea de polvo de ladrillo consolidar su evolución tenística y alcanzar la regularidad que necesita en su carrera.
Francisco Cerúndolo ha experimentado en los últimos años una notable evolución en su tenis.
Convertido en un jugador versátil, capaz de destacarse en cualquier superficie y desafiar a los mejores del circuito, actualmente se encuentra en la búsqueda de una mayor consistencia para poder escalar posiciones en el ranking y convertirse en un contendiente serio en los torneos más importantes del calendario.
La gira de polvo de ladrillo europea, que concluirá en Roland Garros y en la que el año pasado tuvo buenas actuaciones, se perfila como el escenario ideal para alcanzar esa continuidad y empezar a reflejar los frutos de su colaboración con Franco Davin, quien se unió a su equipo en diciembre para trabajar junto a Kevin Konfederak.
El sólido comienzo en el Masters 1000 de Montecarlo, el primer evento importante de esta etapa de la temporada, invita a la esperanza.
En su primer partido en el Principado, el jugador de 25 años jugó un excelente encuentro ante Daniel Altmaier, cerrando el encuentro con un marcador de 6-2 y 7-6 (7-3) a su favor.
Ese triunfo en el desempate del último set supone un impulso adicional de confianza, ya que Cerúndolo había sido eliminado en sus tres torneos anteriores al perder desempates decisivos.
La incorporación de Davin como entrenador principal en su equipo aporta un componente adicional de experiencia y liderazgo, elementos que el tenista considera clave para alcanzar sus objetivos.
Durante el arranque de la temporada, Cerúndolo ha enfrentado altibajos en su rendimiento, pero la asociación con Davin promete resultados positivos a medida que ambos trabajan en conjunto.
La expectativa ahora recae en su desempeño en la gira de canchas lentas que lo llevará a París, donde buscará consolidar su evolución y defender puntos importantes.
¿Podrá Cerúndolo alcanzar ese salto de calidad definitivo que ansía desde hace tiempo?