El expresidente Donald Trump sugirió que podría trasladar algunos de los partidos de la Copa del Mundo 2026 que se jugarán en Massachusetts debido a recientes disturbios y problemas de seguridad en Boston. La decisión, de concretarse, generaría cambios logísticos importantes, pero enfrentaría obstáculos legales y contractuales con la FIFA.

Trump hizo declaraciones recientes en las que sugirió la posibilidad de modificar la ubicación de algunos partidos programados en Massachusetts, específicamente en el estadio Gillette, ubicado en Foxborough, a unos 50 kilómetros de Boston.
La controversia surge ante los #disturbios y conflictos sociales que han tenido lugar en sectores de Boston, generando inquietud sobre el entorno de #seguridad para los asistentes y la organización del evento.
Trump expresó que, si las condiciones no mejoran, podría llamar a la #FIFA y solicitar que algunos partidos se cambien de sede, ya que consideraría a #Boston como una ciudad insegura para eventos internacionales de tanta magnitud.
Este tipo de sugerencias no son nuevas. Ya en el pasado, Trump insinuó que la FIFA podría reubicar partidos si detectaba problemas de seguridad en las ciudades anfitrionas en Estados Unidos.
La FIFA, que supervisa y toma las decisiones finales acerca de las sedes, ha confirmado que las ciudades y estadios están bajo su jurisdicción, y cualquier cambio requeriría una planificación logística y legal compleja.
Para el Mundial 2026, el estadio Gillette será sede de siete partidos, entre ellos varios encuentros de la fase de grupos, un partido de octavos de final y un encuentro de cuartos de final programado para el 9 de julio.
La organización estima que este evento generará unos 1.000 millones de dólares de impacto económico en la región, creando más de 4.200 empleos y recaudando aproximadamente 250 millones de euros en impuestos locales. Además, se espera la llegada de más de 2 millones de visitantes durante los 39 días de competición.
Sino que también ha sido discutida por la FIFA y los responsables del comité organizador
La idea de mover partidos no es solo una preocupación de Trump, sino que también ha sido discutida por la FIFA y los responsables del comité organizador.
Mike Loynd, jefe del comité, afirmó que el calendario y las sedes ya están definidos y que la FIFA toma decisiones definitivas sobre estos aspectos.
No obstante, las declaraciones del expresidente reflejan una posible tensión política y social en torno al evento, que aún enfrenta ciertos obstáculos logísticos ante las preocupaciones de seguridad.
Boston, donde actualmente gobierna la alcaldesa Michelle Wu, ha visto una disminución en los índices de criminalidad en los últimos años. Sin embargo, en 2024, los delitos agravados han aumentado ligeramente con respecto al año anterior, lo que genera inquietud entre los ciudadanos y las autoridades locales.
Wu ha defendido los logros de su administración en reducir la violencia armada y mejorar la seguridad, pero también ha criticado la intervención federal en temas migratorios y de seguridad en la ciudad.
El caso de Boston y la posible reubicación de partidos de la Copa del Mundo resaltan la complejidad que implica la organización de un evento de esta magnitud en un contexto social variable.
La FIFA, por su parte, mantiene su postura de que las sedes y condiciones están en línea con los requisitos internacionales, aunque no descarta hacer ajustes si las condiciones lo ameritan.