El Leyton Orient sorprendió al Manchester City al abrir el marcador en un partido repleto de emociones en la FA Cup, aunque los hombres de Guardiola lograron revertir la situación en la segunda mitad.

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La FA Cup, el torneo de fútbol más antiguo del mundo, es conocido por ofrecer sorpresas inesperadas, y en esta ocasión no fue la excepción. Este sábado, el Manchester City se enfrentó a un rival considerado modesto, el Leyton Orient, que juega en la League One, la tercera categoría del fútbol en Inglaterra.

Desde el inicio del encuentro, el Leyton Orient mostró una actitud valiente. A los 15 minutos, su mediocampo apretó al City en la zona de ataque, y la pelota llegó a los pies de Jamie Donley. Este jugador, demostrando audacia y técnica, decidió hacer un disparo desde larga distancia. En esta jugada, Nico González, reciente fichaje del City por 60 millones de euros (aproximadamente 50 millones de dólares), fue el culpable de la pérdida del balón, lo que llevó a una rápida salida por lesión, apenas un cuarto de hora después de su debut.

Donley sorprendió con un tiro medido que no solo puso a prueba al guardameta Stefan Ortega, sino que finalmente acabó convirtiéndose en un gol en contra.

El disparo, que parecía perder fuerza, hizo un efecto extraño, golpeando el travesaño y luego rebotando en la espalda de Ortega, quien no pudo hacer nada para evitar que el balón entrara.

La locura estalló en las gradas del estadio del Leyton Orient, que soñaba con un resultado histórico.

Sin embargo, el Manchester City no se rindió. Consciente de la importancia del partido, atacó incansablemente en busca del empate. La primera mitad culminó con el Leyton celebrando su ventaja, mientras los aficionados disfrutaban de un momento que recordarán por mucho tiempo.

En la segunda parte, el City mostró una nueva cara, controlando el balón y generando varias oportunidades. La actuación del arquero Josh Keeley fue destacada, manteniéndose firme ante los disparos de jugadores como Jack Grealish y Ilkay Gundogan. Pep Guardiola optó por introducir a jugadores clave como Phil Foden y Kevin De Bruyne, quien finalmente se convirtió en el héroe del partido.

Aunque Erling Haaland no estuvo en la convocatoria por decisión técnica de Guardiola, el equipo trabajó para encontrar el camino hacia el gol. La igualdad llegó tras un rebote que favoreció al City: un remate de Rico Lewis se desvió y dejó sin opciones a Keeley.

Poco después, De Bruyne, quien regresaba de una lesión, encontró el fondo de la red con una jugada brillante, desatando la euforia en el sector visitante donde también se encontraba el famoso cantante Noel Gallagher, ferviente aficionado del City.

Sin embargo, el Leyton Orient no se dio por vencido y continuó luchando con la esperanza de llevarse la victoria. A lo largo del partido, demostraron gran determinación. Aunque no lograron el batacazo, los aplausos de su afición al final del encuentro reflejaron el aprecio por su esfuerzo y la ilusión por ascender a la Championship.

Por su parte, las expresiones del técnico Guardiola ilustraban claramente su desilusión ante el desempeño de su equipo, que ha enfrentado altibajos en las últimas semanas.

Este partido permanecerá en la memoria no solo por la actuación del Leyton Orient, sino también por el recordatorio de que la magia de la FA Cup puede desafiar cualquier expectativa.