La relación fraternal entre los hinchas de Estudiantes de La Plata y Vélez Sarsfield llegó a su fin en una tarde cargada de emociones en el Estadio José Amalfitani.

Esta historia
Esta historia, testigo de otros tiempos en el fútbol argentino, se remonta décadas atrás.
El principio de la relación fraternal entre ambos se sitúa en el campeonato Metropolitano 1982, cuando el partido disputado entre ambos en 1 y 57 fue suspendido en el entretiempo por unos petardos arrojados hacia el vestuario visitante y con el Toto Lorenzo, DT del Fortín, denunciando que dos de sus futbolistas resultaron heridos.
Sin embargo, los de Liniers, con todas a su favor para sacar ventaja de esa lamentable situación, no hicieron ningún pedido formal e incluso aceptaron jugar los segundos 45 minutos allí mismo en La Plata.
Así fue y el Pincha ganó con gol del Tata Brown para luego consagrarse campeón con apenas dos puntos de ventaja sobre Independiente. Es decir, aquella victoria fue clave.
En 1992, un paso más allá: Vélez le ganó a Gimnasia de La Plata por la Liguilla pre-Libertadores en la cancha de River y, tras el encuentro, Roberto Trotta besó una camiseta de Estudiantes y le hizo gestos a la hinchada del Lobo.
Y el 8 de junio de 1993, más: los jugadores dirigidos por Carlos Bianchi, que a la noche se aseguraron el título del torneo Clausura gracias a que Independiente no pudo ganarle a Belgrano en Avellaneda, ingresaron a la cancha de Estudiantes con una bandera de su rival y viceversa.
Impensado totalmente para los tiempos actuales.
El festejo de los futbolistas de Vélez campeones en 1993.Vélez-Gimnasia se convirtió en un clásico por aquellos años, especialmente después de la bochornosa batalla campal del 3 de abril de 1994, cuando una pelea entre José Luis Chilavert y Guillermo Sanguinetti generó un escándalo mayúsculo.
Desde entonces, el color rojo y blanco de Estudiantes se entremezclaba en la tribuna de Vélez cada vez que el Fortín visitaba el Bosque.