El exjugador de cricket Danish Kaneria denuncia que el primer ministro de Pakistán, Shehbaz Sharif, protege a grupos terroristas, vinculando su país con el ataque en Pahalgam que dejó 26 víctimas mortales en la India, en un contexto de tensiones crecientes en la región.

En un giro que ha sacudido la política y la seguridad en la región del sur de Asia, el exjugador de cricket danés-paquistaní Danish Kaneria ha hecho acusaciones directas contra el primer ministro de Pakistán, Shehbaz Sharif, sugiriendo que su gobierno está involucrado en proteger y fomentar actividades terroristas.
Estas declaraciones llegan en un momento de alta tensión tras el atentado ocurrido en Pahalgam, en la región de Jammu y Cachemira, que resultó en la trágica pérdida de 26 vidas, en su mayoría turistas indios.
Kaneria, que jugó para la selección nacional de Pakistán y actualmente reside en el Reino Unido, utilizó la plataforma X (antes conocida como Twitter) para expresar sus acusaciones.
En un mensaje dirigido a Sharif, el excricketer afirmó que si Pakistán realmente no tuviera ninguna implicación en el ataque, el primer ministro ya habría condenado públicamente el incidente.
Sin embargo, hasta el momento, Sharif ha mantenido un silencio relativo, lo que Kaneria interpreta como una prueba de que Islamabad está implicada en la protección de grupos terroristas.
El ataque en Pahalgam, que ocurrió en una zona conocida por su belleza natural y por ser un destino turístico popular, fue reivindicado por el Frente de Resistencia (TRF), un grupo considerado como un proxy de Lashkar-e-Taiba (LeT), organización terrorista originaria de Pakistán.
Este tipo de incidentes no son aislados; en las últimas décadas, la región ha sido escenario de numerosos ataques que han sido vinculados a grupos respaldados por elementos dentro del propio Estado paquistaní.
Históricamente, Pakistán ha sido acusado por la India y otros países de albergar y apoyar a grupos extremistas que operan en la frontera y en zonas de conflicto como Cachemira.
La tensión entre ambos países ha escalado periódicamente, especialmente desde la división de la India y Pakistán en 1947, un evento que dejó una herencia de conflicto y desconfianza mutua.
La proliferación de grupos terroristas en la región ha sido una fuente constante de preocupación internacional, con múltiples operaciones militares y esfuerzos diplomáticos en marcha para contener la amenaza.
En respuesta al ataque, el gobierno de la India ha intensificado sus esfuerzos para reforzar la seguridad en la región y ha pedido una investigación exhaustiva.
Además, el primer ministro Narendra Modi expresó en un discurso en inglés, poco común en su estilo, su determinación de identificar y castigar a todos los responsables, prometiendo que India perseguirá a los atacantes "hasta el fin del mundo".
La postura de Modi ha sido vista como un mensaje claro a las organizaciones terroristas y a sus patrocinadores.
Por otro lado, Kaneria también elogió a Modi por su discurso, destacando que su decisión de hablar en inglés para que el mundo escuche su advertencia es un paso importante en la lucha contra el terrorismo en Asia del Sur.
La comunidad internacional ha llamado a la calma y a una respuesta coordinada para evitar una escalada de conflictos en una región que ha sufrido décadas de violencia.
Este incidente ha reavivado viejos temores sobre la estabilidad en la frontera entre India y Pakistán y ha puesto en evidencia la necesidad de esfuerzos conjuntos para desmantelar las redes terroristas que operan en la zona.
La historia muestra que estos grupos a menudo reciben apoyo logístico y financiero de sectores dentro de Pakistán, lo que complica los esfuerzos diplomáticos y militares para solucionar la raíz del problema.
Mientras tanto, la comunidad internacional sigue atenta a los desarrollos y a las respuestas de ambos gobiernos. La situación en Pakistán, un país que ha enfrentado múltiples crisis políticas, económicas y de seguridad en los últimos años, se ha convertido en un foco de preocupación global, especialmente ante la posibilidad de que estos conflictos puedan desbordarse y afectar la estabilidad regional e incluso mundial.
La polémica generada por las acusaciones de Kaneria añade una capa más de complejidad a una situación ya de por sí tensa en una de las regiones más inestables del planeta.