El cricket, que busca consolidarse como deporte global, enfrenta obstáculos debido a cambios regulatorios en India, afectando proyectos internacionales en Europa y poniendo en riesgo su crecimiento futuro.

En 2028, el deporte será incluido oficialmente en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, un logro que refleja su expansión y reconocimiento mundial. Sin embargo, a pesar de estos avances, el camino hacia una mayor internacionalización no está exento de obstáculos. Uno de los desafíos más recientes ha sido la implementación de nuevas #regulaciones en India, un país con una de las comunidades más grandes de aficionados y jugadores de cricket.
Supuestamente, en 2025, el gobierno indio aprobó la Ley de Juegos en Línea, que prohíbe cualquier plataforma digital que ofrezca juegos con apuestas monetarias en su territorio.
Este cambio legal ha tenido repercusiones significativas en el panorama del cricket internacional, especialmente en proyectos y eventos que dependen del financiamiento de empresas relacionadas con plataformas de apuestas y deportes de fantasía.
Un ejemplo claro es la implicación en el torneo europeo de cricket organizado por la European #Cricket Network (ECN), una organización reconocida por la ICC que promueve el cricket en #Europa a través de eventos y torneos en formato T20 y T10.
El #ECN Tour
El ECN Tour, que ha organizado más de 7,200 partidos en 55 ciudades de 26 países europeos, ha sido un pilar en el desarrollo del cricket en el continente.
Sin embargo, debido a la reciente legislación en India, uno de sus principales patrocinadores, Dream11, una de las plataformas de fantasía deportiva más grandes en la India, decidió retirar su apoyo financiero.
Presuntamente, esta decisión fue motivada por el impacto del nuevo marco legal, que ha obligado a #Dream11 y otras empresas a detener todas sus operaciones relacionadas con apuestas con dinero real en India.
El impacto no solo se limita a Dream11. Se estima que varias empresas de deportes tecnológicos en el país están reevaluando sus inversiones, lo que podría significar una reducción significativa en el financiamiento de eventos internacionales y regionales.