La serie de semifinales de la Copa Libertadores ha comenzado con una fuerte controversia, tras el partido entre el Atlético Mineiro y River Plate. Este enfrentamiento, que se llevó a cabo en Brasil, puso en el centro del debate un episodio relacionado con el uso del VAR y una posible sanción de penalti.

En el minuto 4 del encuentro, el Atlético Mineiro anotó un gol que fue anulado correctamente por el árbitro, debido a un claro fuera de juego de Deyverson.

Sin embargo, lo que ha suscitado el descontento de los aficionados y expertos fue que, al revisar la jugada de forma minuciosa, se observó que Leandro González Pírez, defensor de River, había tocado el balón con la mano momentos antes de que el delantero brasileño pudiera marcar.

El momento clave se produjo después de un remate de cabeza de Rodrigo Battaglia, cuyo tiro impactó en González Pírez y luego el esférico llegó a los pies de Deyverson, quien logró convertir el gol que fue anulado.

La mano de González Pírez fue considerada antinatural, ya que su brazo se encontraba alejado de su cuerpo, una condición que usualmente se toma en cuenta para sancionar un penal.

A pesar de la evidencia, el árbitro venezolano Juan Lara no optó por revisar la jugada en el monitor, un procedimiento habitual en el protocolo del VAR.

Esto ha generado especulaciones sobre la aplicación de las normas y la interpretación del juego por parte de los árbitros. Muchos se preguntan si las decisiones arbitrales están siendo influenciadas por factores externos o simplemente por una mala interpretación de las reglas del fútbol.

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Este tipo de situaciones no es nueva en el fútbol. En el pasado, hemos visto cómo acciones similares han desatado polémicas y han llevado a debatir la efectividad del VAR. Por ejemplo, en la final de la Copa del Mundo de 2018, muchos se cuestionaron la decisión de no sancionar un penalti a favor de Inglaterra en un partido contra Croacia.

El Atlético Mineiro se sintió agraviado por no recibir la oportunidad de transformar una clara ocasión de gol tras la mano, lo que generó un ambiente de frustración entre los jugadores y la afición.

Asuntos como este reavivan el debate sobre la necesidad de un estándar más claro en el uso del VAR y la responsabilidad de los árbitros para tomar las decisiones correctas.

En conclusión, este partido de semifinales de la Copa Libertadores no solo ofrece un espectáculo deportivo, sino que también pone de relieve la importancia de la consistencia en la aplicación de las reglas del juego.

A medida que avanza la competencia, muchos esperan que se tomen decisiones más justas y precisas para evitar más controversias en el futuro.