El Gran Premio Histórico del Automóvil Club Argentino reúne coches emblemáticos en una travesía de más de 3500 kilómetros, recordando la pasión por el automovilismo.

La escena es verdaderamente emotiva.

Automóviles que fueron icónicos entre 1937 y 1980 parecen emerger de un baúl de recuerdos, formando una caravana única e inolvidable que atrae a curiosos en su paso por las distintas ciudades.

Los rostros de los más ancianos revelan sonrisas de nostalgia y agradecimiento, reviviendo momentos de un tiempo que les resulta familiar gracias a estas antiguas reliquias sobre ruedas.

Por su parte, los más jóvenes observan con asombro un pasado que parece casi de un mundo diferente.

Este sentimiento de admiración es parte del Gran Premio Histórico del Automóvil Club Argentino (ACA), un evento que reúne a estas joyas mecánicas para recorrer un impresionante itinerario de más de 3500 kilómetros.

En esta edición, 135 vehículos iniciaron su travesía desde la emblemática sede del ACA en Palermo, una institución que celebra su 120 aniversario.

La competencia arranco desde la rampa en la Avenida del Libertador, tomando rumbo hacia Junín, seguida de paradas en Santa Rosa (La Pampa), Neuquén y San Martín de los Andes.

Luego de un merecido día de descanso, continuaron hacia Bahía Blanca, concluyendo el viernes por la noche en la costa de Mar del Plata.

La naturaleza de esta competencia es de regularidad, lo que implica que la caravana avanza a un ritmo controlado y cuidadoso, tanto por el valor histórico de estos automóviles como por la dedicación que los propietarios les brindan.

Muchos de ellos confiesan que estos vehículos son cuidadores más que sus propias familias.

Las décimas de segundo marcan la diferencia para los participantes, que compiten con precisión milimétrica.

La camaradería entre los participantes es evidente.

Todos se brindan apoyo mutuo, entendiendo que, tras años compartiendo la misma pasión por los autos clásicos, cada uno podría necesitar asistencia.

En Junín, la caravana realizó su primera parada frente a la Parroquia San Ignacio, donde incluso un grupo de novios recibió una cálida bienvenida con un singular coro de bocinas.

Cada ciudad que visitan aporta su propia magia.

En la competencia, Jorge Revello, vicepresidente del ACA y organizador del evento desde hace 21 años, se refiere con orgullo a esta experiencia como "un verdadero museo itinerante". Revello expresa: "Con gran esfuerzo, organizamos cada año esta competición que atrae a entusiastas y profesionales.

Muchos conductores poseen vehículos que han pertenecido a sus familias, o han trabajado para restaurar hermosos coches antiguos.

Unimos estas pasiones en el Gran Premio Histórico, rindiendo homenaje a aquellos que hicieron historia en el automovilismo argentino".

Dentro del pelotón, hay 14 tripulaciones internacionales, destacándose Uruguay y Paraguay, mientras los emocionantes saludos de estudiantes de una escuela rural a lo largo de la Ruta 40 generan momentos conmovedores.

Destacando también su labor social, cada tripulación contribuye con 5 kilos de alimentos no perecederos a Cáritas, resaltando la tradición de ayudar que acompaña al Gran Premio a lo largo de los años.

Modelos emblemáticos como el Falcon, Citroën 3 CV, Fiat 600, Peugeot 404 y Renault 12 alternan en las llegadas.

Los tripulantes comparten anécdotas, intercambian herramientas y reciben el apoyo de un equipo de mecánicos del ACA, asegurando que cada vehículo esté en las mejores condiciones.

El Gran Premio Histórico del ACA continúa celebrando el pasado glorioso del automovilismo, recordando cómo este deporte unió a generaciones y manteniendo viva la esencia de aquellos autos que marcaron el camino del automobilismo en Argentina.