Agustín Canapino abre su álbum de vida: de la Copa Megane a las 500 Millas de Indianápolis

Canapino comparte En Clarín los hitos de su trayectoria, desde sus comienzos juveniles en la Copa Megane hasta su incursión en la IndyCar y su participación en las 500 Millas de Indianápolis, junto a figuras clave de su historia como Guillermo Ortelli y Alberto Canapino.

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Desde su debut en la #Copa Megane hasta su paso por las 500 Millas de Indianápolis, el piloto recuerda y reconoce el aporte de dos figuras que marcaron su camino: Guillermo Ortelli, el piloto más ganador del Turismo Carretera, y Alberto Canapino, su padre y uno de los preparadores más exitosos del #automovilismo argentino.\n\n1998. #Guillermo Ortelli y Alberto Canapino. Todavía faltaba para que Agustín demostrara lo que podía hacer. Archivo Clarín. Esta imagen representa una juventud que empezaba a forjarse y que, a la larga, sería el preludio de un recorrido extraordinario. Ortelli era ya un referente para él y, como recuerda, también el favorito de su padre. Esa foto simbolizaba un primer contacto con un mundo donde el talento debe convivir con la paciencia y el trabajo constante.\n\n2007. El primer título, la Copa Megane. Foto Mario Quinteros. Aquí hay una escena que, según cuenta, dejó al joven piloto con la sensación de que lo imposible podría hacerse tangible. Con apenas 17 años, Canapino ganaba un campeonato importante y, de paso, demostraba que su carrera estaba destinada a ir más allá de las categorías de base.

Su padre, que no ocultaba sus reservas al inicio, empezó a entender que aquel chico tenía una vocación y una capacidad para la que no había límites.

Esa temporada marcó el inicio de una historia que combinaría aprendizaje y victorias tempranas.\n\n2008. Un joven de 18 años que recién comenzaba su carrera en el automovilismo. Foto Carlos Sarraf. Esta mirada al pasado muestra a un Agustín con la ilusión intacta y con una determinación que superaba la timidez de la edad. Era difícil imaginar hasta dónde podría llegar, pero sí se intuía que aquel chico tenían dentro una mezcla de talento puro y hambre de victoria.

Con el tiempo se convertiría en protagonista de un nuevo capítulo del automovilismo argentino: 17 campeonatos nacionales, cinco títulos en TC y dos participaciones en las 500 millas de Indianápolis, logros que hablan de una trayectoria que por entonces parecía apenas esbozada.\n\n2010. La primera corona del TC. A los 20 años, Canapino se convirtió en el campeón más joven de la categoría. Archivo Clarín. Este logro no solo fue un título; fue una declaración de intenciones. En esa temporada, su papá le confesó, con un tono que aún hoy resuena, que su vida estaba a punto de cambiar. “Cabeza. Ahora sí, prepárate, que tu vida cambia por completo”, dijo en medio de la emoción y la sorpresa. Con el tiempo se entendió que aquel mensaje anticipaba una curva de crecimiento sostenido y exigente.\n\n2017. Campeón de TC en La Plata. Este momento estuvo marcado por un abrazo que mezclaba orgullo y preocupación, pues su padre enfrentaba problemas de salud. Con todo, Canapino logró remontar carreras y superar rivales muy fuertes, recordando cada remontada como una forma de rendirle homenaje a quien había sido su guía.

Este reconocimiento marcó un hito histórico para el automovilismo argentino y reflejó la consistencia de un deportista que

El éxito no parecía gratuito; era el resultado de años de esfuerzo, disciplina y una relación de trabajo que iba más allá de lo familiar.\n\n2018. Su primer Olimpia de Oro. Este año, Canapino recibió el galardón de Olimpia de Oro, consolidándose como el primer piloto en conseguirlo en dos ocasiones. Este reconocimiento marcó un hito histórico para el automovilismo argentino y reflejó la consistencia de un deportista que, más allá de las victorias, entendía el valor de representar a su deporte con altura y profesionalismo.\n\n2019. Tercer título consecutivo en TC. En Neuquén, con una camiseta que llevaba el lema de la “15” —los cobardes no hacen historia—, se confirmó la cuarta corona en su palmarés y el cierre de un ciclo que coincidió con un periodo de gran incertidumbre mundial debido a la pandemia.

Poco después, la salud de su padre empezó a deteriorarse, y ese año dejó una marca imborrable en su vida personal y deportiva.\n\nEl primer triunfo sin papá. En febrero de 2021, Canapino levantó la copa en una carrera disputada con su hermano Matías a su lado, en plena pandemia. Fue un momento intenso, cargado de emociones, que simbolizó una transición: la escudería familiar seguía adelante, pero ya sin la presencia física de #Alberto Canapino en el box.

Aquel año marcó también una etapa en la que la estructura se reconfiguró y la carrera siguió su curso con nuevos rumbos para el equipo.\n\n2023. Las 500 Millas de Indianápolis, en su primera temporada en la IndyCar. Esta fue, sin duda, la experiencia más audaz de su vida deportiva. Con el auto de la Selección Argentina, en homenaje a los campeones del mundo, vivió el Card Day y dejó claro que su ambición no tenía límites. Aunque el objetivo de completar la carrera estuvo marcado por momentos de dificultad —un choque que lo dejó fuera de carrera en las vueltas finales—, la experiencia lo dejó con la certeza de haber vivido una de las épocas más formativas de su carrera.

Subirse a un auto capaz de alcanzar 390 kilómetros por hora y compartir la pista con atletas de élite le permitió consolidar su perfil como un piloto versátil, capaz de competir en escenarios distintos y con un hambre de aprendizaje constante.