La renuncia del presidente de Atlético de Rafaela y las amenazas de violencia por el mal rendimiento deportivo del equipo ponen en peligro la estabilidad institucional del club.

Los días más felices de Atlético de Rafaela parecen haber quedado lejos.

El club de la ciudad del oeste santafesino, que en este siglo compitió durante dos períodos en la primera división del fútbol argentino y que puede jactarse de tener una economía sólida, atraviesa una crisis institucional que lo pone al borde de la acefalía como coletazo de una floja campaña de su equipo en el torneo de la Primera Nacional y una respuesta bastante hostil de un grupo de simpatizantes.

En estas horas, la Asociación Mutual Social y Deportiva Atlético de Rafaela no tiene presidente.

El martes, Diego Kurganoff presentó su renuncia indeclinable a través de una nota dirigida al Consejo Directivo de la institución, que le agradeció “su aporte, colaboración y compromiso en estos años de gestión compartidos”, pero evitó brindar detalles sobre los motivos que habían provocado la dimisión.

Si bien la conducción del club fundado el 13 de enero de 1907 se reservó los detalles, la nota de renuncia presentada por Kurganoff fue clarísima.

“Tanto yo como mi familia estamos viviendo un sinnúmero de fuertes amenazas motivadas todas ellas en la mala campaña que está cumpliendo nuestro primer equipo en el actual torneo de la Primera Nacional, y si bien creo que he dado pruebas más que suficientes de mi amor por esos colores, debo preservar primero la integridad de mi familia”, justificó.

“Mientras las amenazas fueron dirigidas hacia mi persona, decidí tolerar las mismas y atenerme a las consecuencias, pero en la actualidad dichas amenazas se hicieron extensivas a los miembros de mi grupo familiar, y ello fue la gota que rebalsó el vaso, llevándome a tomar la decisión que por la presente les comunico”, añadió el dirigente.

Diego Kurganoff renunció a la presidencia de Atlético tras solo 13 meses de gestión.

Foto: Prensa Asociación Mutual Social y Deportiva Atlético de Rafaela.

Kurganoff tenía mandato hasta abril de 2025. Había asumido el 27 de abril de 2023, en reemplazo de Silvio Fontanini (tío de Fabricio Fontanini, exjugador del club y también de San Lorenzo, Newell's y Quilmes), tras ganar las elecciones que se realizaron el 25 de abril de 2023, en las que la lista de Por Más Atlético recibió 1.140 votos y superó holgadamente a Identidad Celeste, que llevaba como candidato a presidente a Damián Sudano y obtuvo 451 sufragios.

La primera turbulencia en esta conducción se produjo en enero, cuando Fontanini abandonó su cargo de vicepresidente segundo.

En un comunicado llamativamente diáfano y firmado por el renunciante y por Kurganoff, revelaron que se habían planteado “posiciones encontradas respecto de la existencia o no de un conflicto ético y/o de intereses”. El problema radicaba en que Fabricio Fontanini, quien se retiró en noviembre del año pasado, estaba oficiando como representante de algunos jugadores del plantel de Atlético.

En desacuerdo con ese planteo, Silvio Fontanini dimitió.

Cuatro meses después, quien decidió alejarse de la conducción fue Kurganoff.

La presidencia, hasta completar el mandato, tendría que quedar a cargo de Andrés Boidi, vicepresidente segundo del club.

Pero Boidi también sufrió amenazas y por ello pidió unas horas a sus compañeros del Consejo Directivo para decidir si acepta el cargo.

Si no lo hace, sería necesario convocar a nuevas elecciones.

Esta crisis institucional se produce apenas un mes después de que en la última Asamblea General Ordinaria se aprobara el balance correspondiente al ejercicio cerrado el 31 de diciembre del 2023, que arrojó un superávit de casi 297 millones de pesos.

Además, en ese período el club incrementó su masa societaria de 3.755 a 5.133 socios (actualmente tiene 5.634).

Lucas Blondel es uno de los jugadores formados en sus divisiones inferiores que Atlético transfirió en los últimos años.

Foto: Instagram @lucasblondel17.

Si bien el club tiene más de una decena de deportes federados y además es propietario del Autódromo Ciudad de Rafaela, en el que se realizan pruebas de las principales categorías nacionales (el Turismo Carretera correrá allí el 16 de junio), buena parte del superávit se explica en las transferencias de futbolistas formados en sus divisiones inferiores, cuya estructura es una de las más fértiles del país.

Basta mencionar que durante la última década Atlético vendió a jugadores como Guillermo Sara, Axel Werner, Lucas Albertengo, Ramiro Macagno, Ignacio Pussetto, Enzo Copetti, Lucas Blondel, Ángelo Martino, Matías Tagliamonte y Álex Luna.

Los resultados económicos positivos no han tenido como correlato un buen rendimiento del equipo profesional, que marcha penúltimo en la zona B de la Primera Nacional con 13 puntos, producto de tres victorias, cuatro empates y 10 derrotas, solo por encima de Brown de Adrogué, que suma nueve unidades.

Si el certamen finalizara hoy, tendría que jugar un desempate con Almirante Brown para eludir el repechaje en el que se dirimirá el tercer descenso, que disputarán los conjuntos que finalicen penúltimos en ambos grupos.

La Crema comenzó esta temporada bajo el mando de Ezequiel Medrán, quien conducía al equipo desde mayo de 2022 y en la temporada pasada lo había llevado hasta los cuartos de final del reducido por el segundo ascenso (fue eliminado por Estudiantes de Río Cuarto). Sin embargo, un arranque errático, con solo dos victorias en nueve presentaciones, provocó la salida del entrenador el 30 de marzo, tras una derrota 1 a 0 frente a Almagro en José Ingenieros.

En ese momento, el equipo estaba 15° en la zona B, a tres puntos del penúltimo puesto y a cinco de la cola.

El 8 de abril y luego de una nueva derrota (1 a 0 ante Defensores de Belgrano en el Bajo Núñez), en la que el equipo fue conducido por Juan Sabia y Franco Mendoza, Ricardo Pancaldo tomó el timón.

Desde entonces, el elenco rafaelino perdió cinco de sus siete partidos.

“Sabíamos a qué veníamos a Atlético, sabíamos en qué posición se encontraba.

No lo hemos podido sacar todavía, pero ya se va a dar”, aseguró el DT, de larga trayectoria en el fútbol de ascenso, luego de la caída 2 a 1 ante Almirante Brown el último sábado.

Ricardo Pancaldo dirige a Atlético de Rafaela desde el 8 de abril.

Foto: Prensa Asociación Mutual Social y Deportiva Atlético de Rafaela.

Los resultados adversos encolerizaron a parte de la parcialidad del conjunto santafesino, que fue experimentando un in crescendo en su ira.

El 11 de mayo, en el partido que su equipo terminó ganando 1 a 0 ante Defensores Unidos de Zárate, se vivió un clima muy tenso en el Nuevo Monumental e incluso hubo incidentes en la cabecera Este.

El gol de Mauro Albertengo en el sexto minuto añadido del segundo tiempo aportó apenas un poco de calma.

Como consecuencia de esos incidentes, la Dirección Provincial de Seguridad de Eventos Masivos de Santa Fe y la Asociación del Fútbol Argentino aplicaron al club una sanción consistente en la imposibilidad de que los hinchas ingresaran al estadio con banderas e instrumentos musicales en los dos partidos siguientes.

En esta espiral de malestar que transitan los hinchas, ese anuncio fue muy mal recibido y generó consecuencias peores que las que se pretendía evitar.

El sábado, antes del inicio del partido frente a Almirante Brown, la barra de la Crema se enfrascó en una batalla campal con agentes de la Policía santafesina en las afueras del estadio.

En esa guerra de posiciones hubo pedradas, disparos con postas de goma, destrucción de vehículos y vidrieras de comercios, y 19 detenidos.

Dentro del coliseo y durante el partido, arreciaron los insultos contra los jugadores y los dirigentes.

Incidentes previo a Atlético Rafaela vs Almirante Brown.

pic.twitter.com/WMNxe8A8Yu— Jorge Battagliotti 🇦🇷 (@jbattagliotti) May 25, 2024 “Es entendible que (los hinchas) muestren su disconformidad, estamos en una situación en la cual nadie puede reprocharles nada.

Vinieron a apoyar al equipo y se fueron con una tristeza como la que tenemos todos nosotros”, justificó Pancaldo.

Al parecer, la conducta de los simpatizantes no resultó tan comprensible para el presidente Kurganoff, quien unas horas después presentó su renuncia.

La campaña actual es una de las más flojas en las últimas temporadas de Atlético, que durante el siglo XXI militó dos períodos en Primera.

En junio de 2003 ascendió tras un año brillante del equipo que conducía Oscar Cachín Blanco, pero regresó a la Primera B Nacional 12 meses después tras perder la Promoción ante Huracán de Tres Arroyos.

En la temporada 2010/11 fue campeón nuevamente de la segunda categoría, esta vez dirigido por Carlos Trullet.

Permaneció seis años en la elite, hasta que su bajo promedio lo condenó al descenso en 2017.

Más allá de esas excursiones en la primera división, Atlético ha sido uno de los animadores del certamen de segunda división durante las últimas décadas.

De hecho, lleva 35 años jugando ininterrumpidamente en los torneos profesionales organizados por la AFA desde que consiguió el ascenso al viejo Nacional B al derrotar a Atlético Ledesma en una de las finales de la edición 1988/89 del Torneo del Interior.

En los próximos meses, el club deberá conseguir un reordenamiento institucional y un progreso deportivo si pretende mantener ese lugar que tiene tan bien ganado.

En el corto plazo, la primera chance de enderezar el rumbo futbolístico será el próximo viernes, cuando el equipo dirigido por Ricardo Pancaldo visite en el estadio Brigadier General Estanislao López a Colón, líder de la zona B. No será una misión sencilla.