La America’s Cup, prestigiosa competición de veleros, vuelve a suscitar pasiones con su edición 2024 en Barcelona, digna de la rica tradición de esta muestra de destreza y estrategia marítima.

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En 1851, la goleta América partió de Nueva York con dirección a la Isla de Wight, en Inglaterra.

Nadie podría haber anticipado que esta travesía daría inicio a una competencia que trascendería fronteras, culturas y épocas.

El desafío inicial entre los veleros norteamericanos y los ingleses no solo celebraba la Exposición Universal de Londres, sino que se convertiría en un símbolo de orgullo nacional y de rivalidades deportivas.

Con su victoria, el América cimentó una tradición que, hasta hoy, se asocia estrechamente con la America’s Cup.

El 22 de agosto de 1851, la reina Victoria expresó curiosidad por el barco que se había llevado el triunfo.

Ante su pregunta, le confirmaron que "no había segundos, su majestad". Desde entonces, la Jarra de las Cien Guineas ha representado la cúspide de la vela.

Quien la gana no solo se lleva el trofeo, sino que también establece las reglas de la próxima competencia, siendo un desafío que despierta la ambición de regatistas y naciones enteras.

La America’s Cup de 2024 se lleva a cabo en Barcelona y presenta una faceta nunca vista: los veleros compiten volando sobre las olas, gracias a la innovadora tecnología de sus diseños.

Los barcos, que parecen sacados de una película de ciencia ficción, son el resultado de años de desarrollo y técnica avanzada, donde el AC75, de 23 metros, destaca por su capacidad de elevarse sobre el agua, alcanzando velocidades cercanas a los 100 kilómetros por hora, incluso con vientos suaves de 15 a 20 kilómetros por hora.

A lo largo de la historia, la America’s Cup ha sido el escenario de épicos enfrentamientos.

Desde el dominio del New York Yacht Club, que mantuvo la Jarra durante 132 años, hasta el sorpresivo triunfo de Australia en 1983, que marcó un punto de inflexión en la competencia.


La obsesión por volver a la cima ha llevado a países, como Suiza, a reclutar a los mejores talentos, como se vio con el Alinghi Team, que logró llevarse el trofeo en 2003, en su propia casa.

El actual formato de competición, la Louis Vuitton Cup, se desarrolla en Barcelona, y los equipos como Luna Rossa Prada Pirelli de Italia, Ineos Britannia de Inglaterra y American Magic de Estados Unidos, se disputan el título de Challenger en un intenso formato de eliminatorias.

Cada tarde, los barcos se enfrentan en un recorrido acotado que no supera los 4.000 metros, en un formato de match race.

Esta fase eliminatoria es crucial ya que los dos equipos que logren desesperadamente alcanzar cinco victorias se enfrentarán en la final, programada entre el 26 de septiembre y el 7 de octubre, por el título de Challenger.

La competencia de este año ha estado marcada por condiciones climáticas desafiantes, pero los equipos han demostrado un notable control y habilidades estratégicas.

La ejecución de maniobras es fundamental, con cada regata durando entre 20 a 25 minutos.

Este evento también ha visto la incorporación de prácticas modernas, como el “espionaje legal”, donde los equipos registran los diseños y tácticas de sus oponentes para mejorar su rendimiento.

Los veleros de hoy, como los AC75, no solo son maravillas de la ingeniería, sino que también representan la esencia de la competencia amistosa entre naciones.

La America’s Cup sigue siendo, sin duda, uno de los espectáculos náuticos más impresionantes del planeta, capaz de atraer miradas y corazones en Catalunya y más allá. Con una mezcla de historia, innovación y espíritu competitivo, este evento ha evolucionado, pero su esencia permanece intacta: unirme a los mejores en busca de la gloria sobre el agua.