La Consejería de Medio Ambiente de Castilla y León lleva a cabo un censo para evaluar el estado de las aves acuáticas invernantes en la región.

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La Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio de Castilla y León ha iniciado esta semana el censo anual de aves acuáticas invernantes en la comunidad.

Esta actividad, que se realiza cada enero, busca contabilizar las especies que llegan a la región durante la temporada invernal. En el censo anterior, llevado a cabo en enero de 2024, se registraron un total de 77,700 aves pertenecientes a 57 especies diferentes en 441 localidades.

La importancia de este seguimiento radica en que proporciona un panorama claro sobre la situación de las aves acuáticas a nivel autonómico, además de resaltar la relevancia de las zonas húmedas para el mantenimiento de la biodiversidad.

Entre las especies más comunes detectadas en el último censo se encuentran el ánade azulón, la avefría europea, la cerceta común, el chorlito dorado europeo, el cuchara común, la gaviota sombría, la grulla común y el ánsar común, que en conjunto representaron el 81% de los ejemplares contabilizados.

Este censo no solo permite observar la cantidad de aves, sino que también proporciona datos sobre las tendencias poblacionales a lo largo del tiempo, lo que es fundamental para la gestión y conservación de estas especies.

Este censo, que se lleva a cabo desde 1967 bajo la coordinación de Wetlands International, ha permitido a Castilla y León establecer un Plan de Monitorización del Estado de Conservación de la Biodiversidad en la región.

Durante el censo del año pasado, más de 275 personas, incluidos agentes medioambientales y técnicos de la Fundación del Patrimonio Natural, colaboraron en la recopilación de datos.

La metodología estandarizada del censo garantiza la consistencia de la información recogida, lo que es crucial para el análisis a medio y largo plazo.

Desde el año 2011, se ha observado una disminución notable en el número de aves invernantes en la comunidad. Anteriormente, se contabilizaban más de 100,000 ejemplares, cifra que ha mermado a menos de 60,000 en los censos más recientes. El descenso es especialmente preocupante en el caso del ánsar común, cuya población ha disminuido un 97% desde 2006. Esta disminución ha sido atribuida a varios factores, incluyendo cambios en los patrones migratorios y la reducción de sus áreas de invernada, que ahora se ubican más al norte en Europa.

Sin embargo, no todas las especies han visto su número disminuir. Algunas, como el tarro blanco y la garceta grande, han mostrado incrementos significativos en sus poblaciones. El tarro blanco, por ejemplo, ha pasado de 141 a 569 ejemplares, lo que representa un asombroso aumento del 303% en el periodo de 2013 a 2024. Por su parte, la garceta grande ha crecido de 21 a 120 ejemplares, evidenciando una tendencia positiva.

El censo de aves acuáticas no solo es un instrumento fundamental para la conservación de la biodiversidad, sino que también es esencial para cumplir con los compromisos internacionales de España en materia de conservación de especies, como la Directiva sobre la conservación de aves silvestres y el Acuerdo sobre la conservación de las Aves Acuáticas Migratorias Afroeuroasiáticas (AEWA).

A través de estos censos, se espera seguir monitorizando y gestionando las poblaciones de aves, asegurando así la preservación de su hábitat y la biodiversidad en Castilla y León.