Un violento atentado en la región de Cachemira administrada por la India causa al menos 26 muertos y 13 heridos, siendo uno de los incidentes más graves en años y poniendo en jaque la estabilidad regional.

Este martes, la región de Cachemira, administrada por la India, fue escenario de un ataque que ha dejado un saldo trágico de al menos 26 personas fallecidas y 13 heridas, en un incidente que las autoridades regionales califican como el más severo ocurrido en los últimos años contra civiles.
El ataque tuvo lugar en una pradera cercana a la ciudad de Pahalgam, un lugar muy frecuentado tanto por locales como por turistas de diferentes partes de la India.
La zona, conocida por sus verdes pastos que solo se pueden recorrer a pie o a caballo, se convirtió en escenario de una tragedia cuando un grupo de supuestos insurgentes abrió fuego contra un grupo de turistas que paseaba por allí.
Según informaron fuentes policiales a la agencia EFE, las víctimas estaban disfrutando del paisaje en un día aparentemente tranquilo, cuando de repente fueron atacadas.
La brutalidad del incidente llevó a que muchos de los heridos, especialmente los más graves, fueran trasladados de emergencia en helicóptero a los hospitales cercanos, mientras que los heridos menos graves lograron bajar caminando.
La violencia en la región no es nueva, pero este tipo de ataques contra civiles son considerados por las autoridades como los más violentos en años recientes.
El jefe de Gobierno de Cachemira, Omar Abdullah, expresó en la red social X que el ataque representa una escala mucho mayor que cualquier otro ocurrido en la región en tiempos recientes, aunque sin ofrecer cifras oficiales de víctimas.
Por su parte, el ministro del Interior de la India, Amit Shah, viajó a la zona afectada y convocó una reunión con oficiales del Ejército, las fuerzas paramilitares y la policía para coordinar la respuesta y reforzar la seguridad.
Hasta ahora, no se ha informado de la detención de ningún sospechoso, aunque las fuerzas de seguridad se desplegaron rápidamente en la zona del ataque.
La región, de difícil acceso, solo puede ser visitada a pie o a caballo, lo que complicó las labores de rescate. Los supervivientes han declarado que los insurgentes se acercaron a ellos disparando a corta distancia y alegaron que algunos de los atacantes no eran musulmanes, lo que podría indicar un posible motivo religioso o ideológico detrás del atentado.
Este incidente es uno de los más graves en años en la historia moderna de Cachemira. La región ha sido escenario de conflicto desde 1947, cuando India y Pakistán se independizaron del Imperio Británico y dividieron sus territorios, dejando a Cachemira en una situación de disputa constante.
Desde 1989, la región ha estado sumida en una revuelta armada contra el control de Nueva Delhi, con decenas de miles de muertos y una fuerte presencia militar.
India acusa a Pakistán de apoyar a los insurgentes, una acusación que Islamabad niega categóricamente.
El recuerdo de ataques pasados también pesa en la memoria colectiva. Uno de los ataques más graves ocurrió en febrero de 2019, cuando un coche bomba explotó en un convoy policial, matando a al menos 40 agentes de la policía.
En 2000, un ataque insurgente dejó más de 36 civiles muertos en un pueblo del sur de la región, lo que demuestra la persistente tensión y violencia en la zona.
La situación actual en Cachemira refleja la complejidad de un conflicto que tiene raíces históricas profundas y que continúa siendo una fuente de inestabilidad en el subcontinente indio.
La comunidad internacional ha expresado su preocupación por la escalada de violencia y ha llamado a la calma, pero la realidad en el terreno sigue siendo tensa, con un futuro incierto para los habitantes de esta región disputada.