Un estudio reciente realizado en Nueva Escocia revela la presencia de microplásticos en la carne de langosta, con concentraciones que rondan las 6-7 partículas por gramo. La investigación, que analiza diferentes áreas de captura, señala la posible entrada de estos contaminantes en la cadena alimentaria y sugiere la necesidad de profundizar en los efectos sobre la salud humana y los ecosistemas marinos.
