
Estudios recientes revelan que los glaciares en la región oeste de Canadá, incluyendo la zona de Vancouver, están perdiendo masa a un ritmo dos veces mayor que hace una década, poniendo en riesgo los recursos de agua dulce en el continente. La rápida retirada de estos icebergs refleja el impacto del cambio climático y la intensificación de fenómenos meteorológicos extremos.