
El proyecto de ley aprobado en el Senado de Estados Unidos plantea reducciones significativas en el programa Medicaid, poniendo en riesgo los beneficios de millones de personas con bajos ingresos. Mientras tanto, algunas reformas fiscales benefician principalmente a los más adinerados, generando controversia en medio de debates sobre el futuro de la asistencia sanitaria y la distribución de recursos.