
Las recientes operaciones de deportación en Estados Unidos, desde estaciones de gasolina en Phoenix hasta obras de construcción en Tallahassee, han generado preocupación entre las empresas y economistas. Estos operativos, que en su mayoría se han centrado en California, amenazan con afectar negativamente el crecimiento económico a largo plazo debido a la posible disminución de la fuerza laboral inmigrante.