
Las generaciones más jóvenes, como la Generación Z y los millennials, gastan en promedio más de 200 euros al mes en actividades sociales, lo que impacta en sus finanzas personales y genera tensiones en sus amistades. Este comportamiento, impulsado por la presión social y el miedo a quedarse fuera, revela una tendencia de overspending que muchos reconocen pero que les cuesta controlar.