
Europa reafirmó su dominio en la Ryder Cup al vencer a Estados Unidos en una polémica edición en Nueva York, marcada por incidentes de violencia y comportamiento agresivo en la tribuna. La competencia terminó con un ajustado marcador de 15 a 13, consolidando el éxito de la delegación europea, pero dejando tras de sí cuestionamientos sobre la conducta de los aficionados.