
El 30 de abril de 1994 marcó el comienzo del fin para El Abuelo, uno de los barrabravas más temidos de la historia del fútbol argentino. Tras dos crímenes y una emboscada en la Bombonera, su liderazgo se desmoronó. Condenado a 9 años de prisión, su muerte en febrero del 2001 puso fin a una era de violencia en las tribunas.