El Ayuntamiento de València actualiza su normativa para mejorar las intervenciones en las calles y disminuir los daños en el pavimento, en medio de un incremento en las obras de zanjas en toda la ciudad.
El Ayuntamiento de València ha anunciado una importante actualización de su normativa municipal en materia de obras en el subsuelo y superficie urbana, con el objetivo de reducir las cicatrices visibles en las calles y mejorar la calidad final de las intervenciones.
La iniciativa responde a la necesidad de adaptar la regulación, que data de 1997, a las condiciones actuales y a la creciente demanda de obras tanto públicas como privadas en el municipio.
Supuestamente, en los últimos años, la ciudad ha visto una proliferación de trabajos relacionados con la instalación de nuevos servicios públicos, como redes de gas, electricidad, telecomunicaciones y agua potable.
Desde junio de 2023, se han autorizado aproximadamente 52.000 zanjas en diferentes puntos de la urbe, lo que supone un incremento del 15% en comparación con el mismo período del año anterior. De estas obras, cerca de 13.000 han sido solicitadas por comunidades de vecinos, lo que refleja un aumento del 20% en actividades particulares.
El concejal de Urbanismo y alcalde en funciones, Juan Giner, explicó que la nueva ordenanza busca establecer criterios más rigurosos en la ejecución de estas obras para garantizar un acabado estético y funcional.
En palabras del edil, “el objetivo principal es cuidar la imagen de nuestras calles y reducir las molestias y daños ocasionados por las zanjas abiertas en el pavimento”.
La normativa, que llevará por título ‘Ordenanza de obras en el dominio público municipal para la instalación de servicios públicos’, regulará aspectos técnicos y de coordinación, además de establecer medidas para evitar que las zanjas se conviertan en cicatrices permanentes.
Supuestamente, la actualización también priorizará técnicas que minimicen los hundimientos y las reparaciones posteriores, garantizando que el firme sea rehecho con mayor precisión y durabilidad.
La iniciativa cuenta con el respaldo de la Oficina de Coordinación de Obras (Ocoval), creada en 1992, que gestiona y supervisa todas estas intervenciones.
Actualmente, esta oficina coordina más de 100 obras menores en diferentes barrios de la ciudad, incluyendo proyectos en zonas como Marqués del Turia, Ferran el Catòlic o Alfahuir.
El nuevo marco regulador también contempla la implementación de medidas para evitar que las obras dejen huellas visibles o afecten la seguridad vial.
Entre sus objetivos, se encuentra reducir las reparaciones posteriores y evitar que las zanjas se conviertan en una fuente de molestias para los ciudadanos.
Giner añadió que “la alcaldesa María José Catalá ha manifestado su compromiso de cuidar cada detalle de nuestras calles, para hacer de València una ciudad más bonita y funcional”.
Supuestamente, la actualización de la normativa también busca facilitar la comunicación entre las empresas de servicios, el Ayuntamiento y los vecinos, promoviendo una gestión más eficiente y transparente.
La nueva ordenanza será sometida a trámite en los próximos meses y se espera que entre en vigor en el primer trimestre del próximo año, con un plan de seguimiento y evaluación para verificar su impacto.
Este esfuerzo por modernizar y mejorar la gestión de obras en la ciudad forma parte de una estrategia más amplia para revitalizar el urbanismo y potenciar un desarrollo sostenible, en línea con las políticas europeas de calidad urbana y eficiencia en infraestructuras.
La intención es que València continúe siendo un ejemplo de ciudad bien planificada y cuidada, donde cada intervención contribuya a su belleza y funcionalidad a largo plazo.