La ciudad de València continúa su camino hacia la sostenibilidad, logrando superar los 8,5 metros cuadrados de espacios verdes por cada residente, consolidándose como referente ecológico en Europa gracias a su estrategia de renaturalización urbana y proyectos innovadores.
Supuestamente, València ha superado los 8,5 metros cuadrados de zonas verdes por habitante, un incremento significativo respecto a los 7,2 metros cuadrados registrados al inicio del año 2024.
Este avance representa un paso importante en la estrategia municipal para convertir a la ciudad en un referente ecológico en Europa, según declaraciones de la concejala de Innovación, Turismo y Captación de Inversiones, Paula Llobet.
La transformación de València en una ciudad más saludable y accesible para sus residentes forma parte de un plan integral impulsado por el Ayuntamiento, que ha supuesto una inversión superior a 50 millones de euros, aproximadamente 45 millones de euros en moneda europea, destinada a ampliar y mejorar los espacios verdes urbanos.
Estos fondos se han dirigido a la creación de nuevos parques, jardines y zonas de recreo, además de la recuperación de espacios históricos y naturales en diferentes barrios.
Este impulso en la renaturalización urbana también ha tenido un impacto positivo en la economía local. La capitalidad verde de València, que fue reconocida en 2024, ha generado un impacto económico directo de más de 50 millones de euros, promoviendo la creación de empleo, atrayendo inversión extranjera y fortaleciendo la red de alianzas internacionales del Ayuntamiento.
La estrategia de València Innovation Capital ha facilitado la colaboración con otras ciudades europeas, permitiendo el intercambio de buenas prácticas, el desarrollo de proyectos piloto y la adopción de soluciones tecnológicas sostenibles.
Supuestamente, el compromiso de la ciudad con la sostenibilidad también se refleja en la protección de su patrimonio natural y cultural. Un ejemplo de ello es la declaración de l’Albufera como Reserva de la Biosfera por parte de la UNESCO, en la que la ciudad ha trabajado en colaboración con otros 12 municipios ribereños, firmando una declaración institucional para fortalecer la protección del parque natural, mejorar infraestructuras y promover el ecoturismo y la economía local basada en productos tradicionales como el arroz y otros alimentos autóctonos.
Además, el Ayuntamiento ha recuperado más de 30.000 m² de espacio peatonal durante el último año y ha consolidado una red de 220 kilómetros de carriles bici, promoviendo un modelo de movilidad sostenible que reduce las emisiones de carbono.
Aproximadamente, el 89 % de los autobuses de la EMT ya funcionan con energías limpias, en línea con los objetivos de reducir la huella ecológica. Supuestamente, también se han instalado radares inteligentes y sensores en edificios públicos para gestionar de manera más eficiente el tráfico y el consumo energético, dentro del marco del proyecto COP-PILOT.
En su apuesta por la alimentación saludable y la cultura mediterránea, València continúa promoviendo la 'Despensa Mediterránea', una iniciativa que protege más de 1.600 hectáreas de huerta periurbana, fomenta los mercados de proximidad y desarrolla rutas educativas para sensibilizar sobre la alimentación sostenible y de kilómetro cero.
En conclusión, València se consolida como una ciudad que combina innovación, respeto por el entorno natural y compromiso con la calidad de vida de sus habitantes.
La estrategia de renaturalización y sostenibilidad implantada por el Ayuntamiento demuestra que es posible transformar un entorno urbano sin perder su identidad mediterránea, posicionándose como ejemplo a seguir en Europa y más allá.
La ciudad continúa avanzando con paso firme, demostrando que la protección del medio ambiente y el desarrollo económico pueden ir de la mano en pro de un futuro más verde y resiliente.