El Ayuntamiento de València ha presentado alegaciones contra el proyecto de desvío del barranco de la Saleta, advirtiendo que podría incrementar el riesgo de inundaciones y afectar infraestructuras clave en la ciudad.
El Ayuntamiento de València ha presentado un conjunto de alegaciones ante la Confederación Hidrográfica del Júcar en relación con el proyecto de desvío del barranco de la Saleta, una obra que busca conectar este cauce con un nuevo tramo del río Túria.
La iniciativa, que también contempla la conexión con el barranco del Poyo, ha levantado preocupaciones en el consistorio debido a su posible impacto en la protección contra inundaciones en la ciudad y en infraestructuras críticas.
La propuesta del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico contempla la construcción de un nuevo cauce para el río Túria, con el objetivo de mejorar la gestión de las aguas en la región y reducir el riesgo de inundaciones.
Sin embargo, el Ayuntamiento advierte que la realización de este proyecto podría incrementar en aproximadamente 830 metros cúbicos por segundo las aportaciones de agua a dicho cauce.
De ese volumen, unos 130 m³/s provendrían del barranco de la Saleta y unos 700 m³/s del barranco del Poyo. La preocupación radica en que este aumento sustancial en el caudal podría disminuir la capacidad del nuevo cauce para gestionar las crecidas, poniendo en riesgo a la población y las infraestructuras de la ciudad.
El concejal del Ciclo Integral del Agua, Carlos Mundina, explicó que las alegaciones presentadas son de carácter técnico y que no buscan oponerse a la infraestructura en sí, sino asegurar que se adopten medidas correctoras para evitar que las futuras crecidas, como la dana del pasado 29 de octubre, puedan causar daños en las áreas urbanas y rurales de València.
Según Mundina, es fundamental diseñar actuaciones que eleven el nivel de protección del río Túria hasta su capacidad máxima y que impidan que las aportaciones hídricas adicionales puedan sobrepasar los límites de seguridad.
Entre las principales preocupaciones del Ayuntamiento se encuentra la posible generación de remansos de agua y escorrentías en la zona de Faitanar, que podrían facilitar inundaciones en la EDAR de Quart Benàger y en viviendas dispersas en la huerta valenciana.
La construcción de dos muros laterales para evitar inundaciones, si no se planifica cuidadosamente, podría crear remansos de agua que aumenten el riesgo en estas áreas.
Además, se solicita que se respeten las conexiones verdes y las acequias existentes, que son parte del patrimonio agrícola tradicional de la región, y que se lleven a cabo estudios exhaustivos para garantizar que las obras no obstruyan o dañen estas infraestructuras.
Otra de las alegaciones importantes apunta a las posibles afecciones a la estación depuradora de Quart Benàger. La preocupación es que la acumulación de escorrentías superficiales debido a los muros y remansos pueda afectar su correcto funcionamiento, provocando vertidos inadecuados y dificultando la reutilización del agua tratada.
El Ayuntamiento exige un análisis profundo de la conexión tanto con el nuevo cauce como con el cruce bajo la V-30, para prevenir impactos negativos.
Por otro lado, el Consejo Agrario Municipal también ha presentado alegaciones, advirtiendo que el proyecto de encauzamiento del barranco de la Saleta podría afectar a las acequias tradicionales que sirven de infraestructura agrícola en la huerta valenciana.
El concejal de Agricultura, José Gosálbez, señaló que es fundamental garantizar que las obras no alteren el funcionamiento de estas acequias, que tienen un valor histórico y económico para la agricultura local, principalmente para la producción de hortalizas y frutales.
Históricamente, la gestión del agua en la región ha sido un aspecto clave para su desarrollo, con un sistema de acequias que data de la época islámica y que aún hoy en día forma parte del paisaje agrícola de la huerta de València.
La protección de estas infraestructuras tradicionales y su integración en los nuevos proyectos de encauzamiento es esencial para mantener la identidad y la sostenibilidad del territorio.
En definitiva, las alegaciones del Ayuntamiento reflejan una postura prudente y comprometida con la seguridad ciudadana y la conservación del patrimonio hidráulico.
La región busca equilibrar la modernización de la gestión del agua con la protección de su población y la preservación de su historia agrícola, en un escenario donde las lluvias intensas y las lluvias extremas parecen ser cada vez más frecuentes debido al cambio climático.
La respuesta definitiva del organismo supervisor determinará si se realizan ajustes en el proyecto para garantizar la seguridad y sostenibilidad de València en los próximos años.