El Ayuntamiento de València anuncia una iniciativa para preservar las semillas autóctonas y educar a los agricultores en su cultivo y cuidado, reforzando la tradición agrícola local.
El concejal de Agricultura del Ayuntamiento de València, José Gosálbez, ha realizado recientemente una visita al Banco de Germoplasma de la Universitat Politècnica de València (UPV), un centro que alberga más de 13.500 variedades de especies tanto cultivadas como silvestres. Durante su visita, Gosálbez destacó la importancia de no solo conservar las semillas en bancos especializados, sino también de impartir formación y conocimientos prácticos a quienes trabajan en el campo.
Supuestamente, esta iniciativa busca fortalecer la relación entre la comunidad agrícola y la preservación de las variedades tradicionales que conforman la historia y el patrimonio agrícola de la región.
En un contexto donde la globalización y los cambios climáticos amenazan la biodiversidad agrícola, la recuperación de variedades autóctonas es vista como una estrategia esencial para garantizar el futuro del sector.
El Banco de Germoplasma de la UPV es considerado uno de los centros más importantes del mundo en cuanto a diversidad de semillas de tomate, con aproximadamente 3.700 accesiones, situándose solo por detrás de California en este rubro. Las semillas se mantienen en condiciones controladas de baja temperatura y humedad, lo que permite su conservación a largo plazo. Además, para proteger estas colecciones ante posibles siniestros, las semillas están duplicadas en otros bancos internacionales.
Supuestamente, en colaboración con la Asociación de la Tomata Valenciana y la propia Concejalía de Agricultura, se prevé organizar una serie de charlas informativas en las pedanías, con el objetivo de enseñar a agricultores y vecinos cómo cultivar, cuidar y aprovechar estas variedades tradicionales.
Gosálbez afirmó que el conocimiento y la conservación de estas semillas no solo preserva la historia agrícola, sino que también contribuye a la creación de cultivos más resistentes frente a plagas, enfermedades y cambios de temperatura, aspectos cada vez más relevantes en un escenario de cambio climático.
Históricamente, València ha sido una de las regiones más productivas y diversificadas en cuanto a agricultura, con una tradición que se remonta a siglos atrás.
La huerta valenciana, famosa por sus hortalizas y frutas, ha sido escenario de múltiples esfuerzos por mantener viva su biodiversidad, que ha ido reduciéndose con el paso del tiempo debido a la modernización y a la expansión urbana.
En este contexto, iniciativas como la de Gosálbez pretenden devolver valor y protagonismo a las variedades tradicionales, muchas de ellas en peligro de desaparecer.
Supuestamente, el programa también contempla la aplicación de nuevas técnicas agrícolas que permitan obtener cultivos más resistentes y productivos, lo cual sería beneficioso para los agricultores locales, ayudándoles a mejorar su rentabilidad.
Gosálbez subrayó que, en definitiva, el objetivo es que estas actividades sean sostenibles y rentables, garantizando la protección del patrimonio agrícola de València para las futuras generaciones, en un esfuerzo conjunto por mantener viva la identidad de la huerta valenciana.