Conoce la historia de Van Robinson, un activista y servidor público que dejó una huella imborrable en Syracuse y más allá, y cómo su legado continúa motivando a nuevas generaciones en la lucha por los derechos civiles.
Hoy recordamos la vida y la trayectoria de Van Robinson, un destacado líder en la lucha por los derechos civiles y un ejemplo de dedicación al servicio comunitario.
Van Robinson, quien falleció a los 87 años el sábado 3 de mayo de 2025 en el Hospital Universitario Upstate, dejó un legado invaluable en Syracuse y en toda la región.
Su historia es un testimonio de compromiso, valentía y pasión por transformar las comunidades desde la base.
Van Robinson se mudó a Syracuse en 1968, en un momento crucial de cambios sociales en Estados Unidos. Desde sus primeros años en la ciudad, se involucró activamente en campañas electorales y en iniciativas que buscaban mejorar las condiciones de vida de las comunidades afroamericanas y marginadas.
Su liderazgo fue clave en movimientos que abogaban por la eliminación de barreras raciales y por la justicia social.
Uno de los hitos más destacados de su carrera fue su rol como uno de los fundadores y presidente de la sección de Syracuse del NAACP (Asociación Nacional para el Avance de las Personas de Color), organización que ha sido fundamental en la lucha por la igualdad en Estados Unidos desde principios del siglo XX.
Robinson permaneció activo en su junta ejecutiva, guiando a la organización en momentos críticos y promoviendo la participación ciudadana.
Su influencia en la ciudad fue significativa, especialmente en la campaña para derribar la autopista Interestatal 81, considerada por muchos como un símbolo de segregación urbana que dividía a Syracuse y afectaba las comunidades afroamericanas.
Van Robinson siempre defendió que la eliminación de esa autopista sería un paso hacia la reunificación y el bienestar social.
Su trabajo no solo fue local; su voz resonó en todo el estado y en el país, inspirando a generaciones de activistas y líderes comunitarios. Además de su labor en derechos civiles, Robinson fue un ferviente defensor de la educación, la igualdad de oportunidades y la participación cívica.
Su dedicación a estos principios reflejaba su convicción de que la comunidad debe unirse para luchar contra las injusticias.
El legado de Van Robinson también incluye la inspiración que brindó a su familia y a sus colegas. Su esposa, Linda, con quien celebró 60 años de matrimonio, fue una compañera inseparable en su activismo. La pareja compartió responsabilidades en la NAACP y en otros proyectos comunitarios, demostrando que el liderazgo y la dedicación pueden ir de la mano con el amor y el compromiso personal.
Su historia recuerda que en la lucha por los derechos civiles, el coraje y la perseverancia son fundamentales. La misma perseverancia que llevó a la comunidad a cuestionar y desafiar las políticas segregacionistas en los años 50 y 60, y que hoy sigue motivando a quienes buscan un cambio positivo.
El gobernador Kathy Hochul expresó su pesar y reconoció la importancia del legado de Van Robinson en la historia de Syracuse y Nueva York. Durante su discurso en el memorial, destacó que Robinson fue un ejemplo de cómo la determinación y la justicia social pueden transformar comunidades y construir un futuro más equitativo.
Como homenaje, la alcaldía anunció la próxima denominación de una calle en Syracuse en honor a Van Robinson. Se propondrá que la arteria principal, anteriormente conocida como Almond Street, pase a llamarse 'Van Robinson Way', un símbolo de su espíritu de cuestionar, soñar en grande y nunca rendirse.
Su legado no solo vive en las calles, sino también en los corazones de quienes luchan hoy por los derechos civiles y la igualdad. Van Robinson ejemplificó que la verdadera fuerza reside en la comunidad y en la capacidad de soñar con un mundo mejor. Su vida es un recordatorio de que la lucha por la justicia es un camino que vale la pena recorrer, y que su ejemplo seguirá inspirando a futuras generaciones a seguir adelante con valentía y determinación.