El cohete Starship de SpaceX sufrió una explosión durante una prueba en Texas, poniendo en evidencia los desafíos del ambicioso programa de Elon Musk para llevar humanos a Marte.

El cohete Starship de SpaceX se incendió de forma espectacular durante una fase de pruebas en Texas, el pasado miércoles por la noche, en el que fue el décimo intento de vuelo de esta nave de gran tamaño.

El evento ocurrió aproximadamente a las 23:00 hora local en el centro de pruebas Starbase, en Texas, dejando a todos los presentes a salvo, según fuentes de la compañía.

Este incidente representa la última dificultad en el extenso proceso de desarrollo del Starship, que aspira a convertirse en la nave principal para los viajes humanos a Marte.

Con una longitud aproximada de 120 metros, el sistema de cohetes de SpaceX ha sido durante años una pieza clave en los planes de Elon Musk para colonizar el planeta rojo.

Sin embargo, a lo largo de 2025 ha acumulado una serie de fallos y explosiones que han puesto en duda su viabilidad.

Los antecedentes de este programa son notorios. En mayo pasado, una de estas naves también sufrió una explosión a medio vuelo, causando que fragmentos recorrieran el cielo de las Bahamas y forzando la desviación de varias rutas aéreas.

Antes de esa fecha, en enero, el Starship también se fragmentó en pleno espacio tras el lanzamiento, echando restos sobre islas del Caribe y causando daños menores a vehículos en las Islas Turcas y Caicos.

La Administración Federal de Aviación (FAA) de EE. UU. inició investigaciones que aún continúan en curso.

El incidente más reciente tuvo lugar mientras la nave se preparaba para su décimo vuelo de prueba, un hito importante para SpaceX, que pretendía demostrar avances en la capacidad de reentrada y aterrizaje del vehículo.

Las imágenes captadas por testigos muestran la explosión en el cielo, con una bola de fuego que iluminó la noche texana y fragmentos volando en todas direcciones.

La compañía aseguró que, pese a la gravedad del incidente, no hubo heridos ni pérdidas humanas.

El fundador de SpaceX, Elon Musk, afirmó que la explosión se debió a una “anomalía importante” en un componente llamado COPV de nitrógeno en la bahía de carga útil, que falló por debajo de la presión de prueba.

Musk añadió que, si se confirma esta hipótesis tras una investigación exhaustiva, sería la primera vez que un diseño de este tipo presenta un fallo.

La compañía ya ha indicado que realizará análisis para identificar posibles mejoras a la seguridad del sistema.

Este tipo de fallos no es extraño en el complejo proceso de desarrollo de tecnologías aeroespaciales de vanguardia. La historia de la exploración espacial está llena de fracasos que sirvieron como base para futuros avances. Por ejemplo, en los años 60, los programas Apollo y Gemini atravesaron numerosas explosiones y accidentes antes de lograr el éxito en las misiones lunares.

En la actualidad, la competencia en el sector privado y las ambiciones de Musk siguen empujando los límites tecnológicos, aunque también incrementan la presión y los costos.

A pesar de estos obstáculos, SpaceX continúa trabajando en la mejora de su sistema Starship, con planes a largo plazo sobre vuelos tripulados hacia Marte y posiblemente a otros destinos en el sistema solar.

La explosión de esta semana, aunque frustrante, es vista dentro de la comunidad científica como una parte necesaria del proceso de innovación y aprendizaje.

La esperanza de que alguna de estas futuras pruebas logre el cometido esperado todavía mantiene vivos los sueños de colonizar el planeta rojo en un futuro no muy lejano.