La enfermedad de Lyme, transmitida por garrapatas, representa un problema creciente en Canadá, y actualmente se desarrollan ensayos clínicos de una vacuna que podría cambiar la historia de su prevención en el país. Los estudios, liderados por colaboración internacional, están en la fase final y ofrecen esperanza para millones de personas en regiones de alta incidencia.

La enfermedad de Lyme, una infección transmitida por garrapatas que puede afectar gravemente el corazón, las articulaciones y el sistema nervioso, está aumentando en Canadá, especialmente en provincias como Nova Scotia, donde las poblaciones de garrapatas se han expandido tanto en áreas rurales como urbanas desde la década de 1970, cuando la primera colonia de garrapatas transmisoras fue detectada en Ontario.

Actualmente, se reportan miles de casos anuales, aunque la cifra real es mayor, ya que muchos no son diagnosticados o no se registran.

Este incremento ha despertado una urgente necesidad de desarrollar una vacuna eficaz para prevenir la enfermedad. Hasta ahora, solo existían vacunas para animales domésticos, y en 1998 se comercializó una vacuna para humanos que fue retirada en 2002 debido a reacciones adversas, aunque estudios posteriores confirmaron que no causaba daño severo.

La controversia generó un retraso importante en la investigación, pero en los últimos años, los avances científicos están brindando nuevas expectativas.

Actualmente, una colaboración entre la farmacéutica multinacional Pfizer y la biotecnológica europea Valneva SE está en la fase 3 de ensayos clínicos, que podrían extenderse hasta finales de 2025.

Si los resultados son positivos, estas compañías podrían solicitar la aprobación para comercializar la vacuna en Europa en 2026, y posteriormente en Canadá, aunque todavía no hay un cronograma definido.

Este nuevo fármaco funciona estimulando al sistema inmunológico para que cree anticuerpos contra Borrelia burgdorferi, la bacteria causante de la enfermedad de Lyme.

La vacuna actúa promoviendo que, en caso de que una garrapata infectada lave su contenido bacteriano en la piel, el cuerpo pueda reconocer y eliminar la bacteria antes de que la infección se establezca.

De lograrse, sería un gran avance en la lucha contra esta enfermedad, especialmente considerando que muchas personas no recuerdan haber sido mordidas por una garrapata.

Por ejemplo, en la actualidad, en Canadá se registran unos 27.000 casos desde 2009, y la tendencia al alza se mantiene. En Estados Unidos, la cifra supera las 89.000 infecciones anuales, con estimaciones que sugieren que casi medio millón de personas podrían ser diagnosticadas y tratadas cada año. La expansión de las garrapatas portadoras de la bacteria en Canadá se atribuye, en parte, al cambio climático, que favorece temperaturas más suaves y la proliferación de hábitats adecuados para estos parásitos.

Además del esfuerzo para desarrollar vacunas humanas, existen investigaciones innovadoras dirigidas a reducir las poblaciones de garrapatas infectadas.

Una de ellas consiste en administrar pequeñas bolitas inyectables con vacunas en áreas donde hay altas concentraciones de estos parásitos o cerca de viviendas, una estrategia que ha demostrado reducir en un 75% la prevalencia de garrapatas infectadas con Borrelia en estudios realizados en EE.

UU.

Otra línea de investigación se centra en vacunar a los animales, especialmente a los ratones, que actúan como reservorio de la bacteria, interrumpiendo el ciclo de transmisión.

Para ello, se están desarrollando pellets en forma de bellotas, que contienen la vacuna y que son consumidos por los ratones en sus recorridos por parques y caminos, disminuyendo significativamente las tasas de garrapatas infectadas.

Los resultados de estos estudios generan esperanza entre los expertos y las comunidades afectadas. La introducción de una vacuna efectiva podría transformar la forma en que Canadá enfrenta la enfermedad de Lyme, haciendo posible que las actividades al aire libre, como caminatas y acampadas, sean menos riesgosas.

Algunos investigadores también trabajan en vacunas que puedan evitar que las garrapatas se alimenten de los humanos, ofreciendo protección adicional contra otras enfermedades transmitidas por estos parásitos.

De momento, la comunidad científica mantiene su mirada en los ensayos clínicos de la vacuna de Pfizer y Valneva, esperando que puedan llegar al mercado en los próximos años.

Mientras tanto, las recomendaciones para prevenir las mordeduras de garrapata siguen siendo las mismas: usar ropa protectora, aplicar repelentes y revisar minuciosamente el cuerpo después de estar en zonas de riesgo.

En definitiva, aunque aún queda camino por recorrer, el avance en el desarrollo de una vacuna contra la enfermedad de Lyme representa un paso importante para reducir la carga de esta enfermedad en Canadá y otras regiones afectadas del mundo y, con ello, mejorar la calidad de vida de muchas personas que, día a día, enfrentan la amenaza de las garrapatas infectadas.