La historia de la remoción de nieve en Montreal ha cambiado drásticamente desde el uso de caballos hasta los potentes quitanieves actuales, facilitando la vida urbana.

Montreal enfrenta un desafío sin precedentes en la remoción de nieve esta semana, ya que dos grandes tormentas han dejado más de 70 centímetros de nieve en las calles.

De acuerdo a las estadísticas proporcionadas por el Servicio Meteorológico de Canadá, este es el mayor acumulado en un periodo de cuatro días registrado hasta la fecha.

La situación es tal que un funcionario de la ciudad ha comentado que las máquinas quitanieves necesitarán pasar de dos a tres veces para dejar despejado un solo lado de cada calle.

A lo largo de la historia, la forma en que Montreal ha manejado la remoción de nieve ha cambiado considerablemente. Hasta principios del siglo XX, la ciudad dependía de carros tirados por caballos y de la labor manual de los ciudadanos, quienes, en muchos casos, solo utilizaban palas para despejar la nieve.

En fotografías de archivo se puede observar que, en algunas ocasiones, la nieve no se retiraba en absoluto, lo que daba lugar a calles cerradas durante los duros inviernos.

Yves Laberge, historiador y sociólogo de la Universidad de Ottawa, menciona que este problema era evidente en áreas rurales de Quebec, donde muchas aldeas quedaban completamente aisladas durante meses debido a la acumulación de nieve.

Antes de 1900, los residentes eran responsables de despejar la acera y, a menudo, la carretera frente a sus hogares, lo que resultaba ser una tarea monumental, especialmente tras una gran nevada.

El panorama comenzó a transformarse a partir de 1900, cuando la administración municipal asumió el control de la remoción de nieve. Para entonces, la ciudad comenzó a contratar trabajadores a razón de 0,25 euros por hora para que limpiaran las calles, utilizando carros tirados por caballos.

Sin embargo, el verdadero cambio llegó en 1928, cuando Montreal adquirió su primer quitanieves diseñado por Arthur Sicard, un inventor local. Sicard, nacido en 1876, se inspiró en una cosechadora de granos que había observado mientras trabajaba en el campo. De esta forma, creó una máquina que podía soplar nieve a más de 25 metros de distancia.

Con el tiempo, Sicard logró vender varias de sus innovaciones a la ciudad de Montreal, facilitando así la tarea de los equipos de remoción de nieve.

En 1938, la ciudad incorporó más quitanieves de la empresa de Sicard, que incluían una combinación de tecnologías innovadoras para maximizar la eficiencia en el despeje de nieve.

Estos desarrollos marcaron el inicio de una nueva era en la gestión de las nevadas de invierno en Montreal.

Sin embargo, el crecimiento del parque automotor en las décadas posteriores presentó nuevos desafíos. A medida que la población de Montreal aumentaba, también lo hacía la expectativa de que la ciudad pudiera despejar rápidamente las calles tras una tormenta.

En un momento de 1962, se reportó que más de un millón de personas pasaban cada día por el centro de la ciudad, incluyendo 350,000 en automóviles, lo que aumentó la presión sobre los equipos de limpieza.

En la actualidad, el número de vehículos registrados en la isla asciende a aproximadamente 800,000, lo que convierte la limpieza de calles en una tarea aún más urgente tras una tormenta.

La alcaldesa de Montreal, Valérie Plante, recientemente instó a la población a tener paciencia mientras los equipos trabajaban intensamente para enfrentar la tormenta histórica.

A lo largo de los años, Montreal ha desarrollado una sofisticada infraestructura para la remoción de nieve, que ha sido crucial para el funcionamiento de la ciudad durante el invierno.

Recordar la evolución de esta operación no solo resalta los avances tecnológicos, sino que también remarca la resiliencia de los canadienses ante los embates del invierno, presuponiendo un futuro donde la adaptación y la innovación continúen siendo padres de la evolución urbana.