El director ejecutivo de Intel, Lip-Bu Tan, enfrenta críticas por supuestos vínculos con China, pero reafirma su lealtad a EE.UU. y la compañía en medio de una controversia que afectó sus acciones en bolsa.

El pasado 9 de agosto, en Nueva Delhi, se dio a conocer que el director general de la compañía tecnológica estadounidense Intel, Lip-Bu Tan, ha declarado que no tiene intención de renunciar a su cargo, pese a las presiones públicas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien solicitó su salida debido a supuestos vínculos muy conflictivos con China.

En una misiva dirigida a los empleados de Intel, Tan afirmó su compromiso firme con la compañía y la seguridad nacional de su país, además de asegurar que cuenta con el respaldo completo del consejo de administración de la firma.

La controversia surgió a raíz de la anterior función de Tan como CEO de Cadence Design Systems, otra importante empresa estadounidense en el sector tecnológico.

Supuestamente, Cadence se declaró culpable en un caso penal por vender diseños de chips a una universidad militar china que estaba en una lista negra.

Además, se ha informado que Tan habría invertido aproximadamente 200 millones de euros (unos 180 millones de libras esterlinas) en varias startups tecnológicas chinas, algunas de las cuales estarían vinculadas a las Fuerzas Armadas del país asiático, específicamente a la Ejército de Liberación Popular.

Estas acusaciones generaron un aumento en la atención mediática y cuestionamientos por parte de algunos senadores republicanos, quienes pidieron una revisión exhaustiva de la gestión de Tan en Intel.

En respuesta, el CEO expresó que las acusaciones son “información errónea” y enfatizó sus lazos profundos con Estados Unidos. “He vivido en Estados Unidos por más de 40 años. Amo este país y estoy profundamente agradecido por las oportunidades que me ha brindado”, declaró Tan.

El ejecutivo también mencionó que la compañía mantiene conversaciones activas con la Casa Blanca para aclarar los hechos y reafirmó su compromiso con Intel y los intereses estadounidenses.

Asimismo, adelantó que Intel iniciará a finales de este año la producción en masa utilizando la tecnología más moderna de semiconductores desarrollada en Estados Unidos.

El consejo de administración de Intel ha manifestado públicamente su apoyo al liderazgo de Tan y a los esfuerzos de reforma dentro de la empresa. La acción de las acciones de Intel, que había caído entre un 3% y un 5% tras las declaraciones de Trump, experimentó una ligera recuperación y cerró en 19,95 dólares (unos 17,80 euros), lo que representa una subida del 0,9% respecto al cierre previo.

Cabe recordar que, desde la llegada de Tan como CEO en marzo de 2025, las acciones de Intel habían alcanzado un máximo de aproximadamente 23 euros (unos 25,94 dólares), en un contexto de optimismo en torno a las innovaciones y expansión en el mercado de semiconductores.

La situación actual refleja la incertidumbre que generan los conflictos políticos en el sector tecnológico, especialmente en un momento en que la competencia global por el liderazgo en chips avanzados está en auge.

En un escenario más amplio, la historia de Intel ha estado marcada por sus avances en tecnología de semiconductores desde su fundación en 1968 por Robert Noyce y Gordon Moore, quienes también formularon la famosa Ley de Moore, prediciendo que la capacidad de integración de transistores en un chip se duplicaría aproximadamente cada dos años.

La compañía ha sido pionera en el desarrollo de microprocesadores y ha enfrentado diversas controversias relacionadas con la seguridad nacional y las relaciones internacionales, reflejando la compleja intersección entre tecnología y política global.

Supuestamente, a pesar de las tensiones, Intel continúa liderando la innovación en el sector, con planes futuros para ampliar su presencia en áreas emergentes como la inteligencia artificial, los chips para vehículos autónomos y la computación cuántica.

La defensa de Tan y su compromiso con EE.UU. podrían ser clave para el rumbo de la compañía en los próximos años, en un contexto donde la competencia internacional y las tensiones geopolíticas no dejan de incrementarse.