El gobierno indio aprueba una ambiciosa iniciativa de estímulo laboral con un presupuesto equivalente a aproximadamente 1.200 millones de euros, destinada a crear millones de empleos en el país y que podría tener repercusiones en la economía global y en el mercado europeo.
El gobierno de India ha dado un paso importante en su estrategia para fortalecer el mercado laboral del país. La última decisión del Gabinete, presidido por el primer ministro Narendra Modi, ha sido aprobar un plan de incentivos llamado Esquema de Incentivos Vinculados al Empleo (ELI), con un presupuesto estimado en 1.200 millones de euros, destinado a generar aproximadamente 35 millones de empleos en los próximos dos años.
Esta iniciativa, que fue presentada en el marco del Presupuesto Nacional 2024-25, busca fomentar la creación de empleo, mejorar la empleabilidad y reforzar la seguridad social en todos los sectores económicos, con un énfasis especial en el sector manufacturero, que históricamente ha sido clave para el desarrollo económico del país.
La medida contempla incentivos tanto para los empleadores como para los trabajadores primerizos, con la esperanza de reducir el desempleo y promover la formalización laboral.
Supuestamente, uno de los aspectos más destacados de la medida es que los primeros empleados que ingresen al mercado laboral podrán recibir un bono equivalente a un mes de salario, hasta un máximo de 1.800 euros, pagado en dos entregas. Estos beneficios serán aplicables para aquellos con salarios de hasta 12.000 euros anuales, y las empresas podrán recibir incentivos durante los primeros dos años, con una posible extensión de otros dos años en el sector de manufactura.
El esquema también establece que los empleadores recibirán un apoyo mensual de hasta 250 euros por cada nuevo trabajador contratado, siempre que la contratación sea sostenida por al menos seis meses.
Para las pequeñas y medianas empresas, que en India representan el motor principal de la economía, se ofrecerán incentivos adicionales, incentivando la creación de empleo en un mercado que, supuestamente, está en plena recuperación tras las dificultades ocasionadas por la pandemia.
Históricamente, India ha sido un país con una población joven y en constante crecimiento, y supuestamente, estas políticas buscan aprovechar esa ventaja demográfica para transformar el mercado laboral y mejorar la calidad de vida de millones de ciudadanos.
Sin embargo, expertos en economía señalan que estas medidas podrían tener repercusiones en otros mercados, incluso en Europa, donde los cambios en la oferta laboral en India podrían influir en los precios y en las cadenas de suministro globales.
Supuestamente, en Europa, algunos analistas están atentos a las acciones de India, ya que un aumento en la producción y en la disponibilidad de mano de obra podría presionar los costes laborales en sectores como el tecnológico y el manufacturero.
Además, se estima que la inversión extranjera en India podría incrementarse, generando un efecto dominó que afectaría a diferentes economías.
Por otro lado, en el sector tecnológico, algunas empresas multinacionales han comenzado a ajustar sus estrategias para aprovechar los incentivos del gobierno indio, que busca transformar a India en un centro mundial de innovación y producción.
La iniciativa también podría propiciar la creación de nuevas oportunidades laborales en áreas como la ingeniería, la tecnología de la información y la manufactura avanzada.
A pesar de las buenas perspectivas, algunos expertos advierten que la implementación efectiva del esquema será crucial para alcanzar los objetivos planteados, y que será importante mantener una monitorización constante para evitar efectos adversos como la sobreoferta de mano de obra o la precarización laboral.
En definitiva, la política india no solo busca impulsar su economía interna, sino también posicionarse como un actor relevante en el escenario global, generando expectativas en todos los mercados, incluyendo el europeo, donde se espera un impacto en los próximos años.