Durante la reciente cumbre del G7 en Kananaskis, Alberta, las autoridades informaron que los encuentros con animales salvajes como osos, pumas y ciervos ocurrieron sin incidentes graves, gracias a las medidas de monitoreo y control implementadas.
Al completarse la cumbre del G7 en el popular destino natural de Kananaskis, en Alberta, las autoridades locales aseguran que las interacciones con animales salvajes como osos grizzly, osos negros, pumas, alces, ovejas de cuerno grande y ciervos ocurrieron sin incidentes de gravedad.
La gestión adecuada de la fauna en un entorno tan aislado permitió mantener la seguridad tanto de los asistentes como de los animales, demostrando la efectividad de las estrategias de monitoreo y respuesta.
Los oficiales de conservación y de vida silvestre de Alberta respondieron a unas 200 incidencias relacionadas con la fauna durante el evento, siendo aproximadamente la mitad de ellas encuentros con osos y otros mamíferos.
Lo destacado fue que todas estas situaciones requirieron intervenciones mínimas, sin necesidad de trasladar animales a otros lugares ni causarles daño.
De acuerdo con Sheena Campbell, portavoz del Ministerio de Seguridad Pública y Servicios de Emergencia de Alberta, ninguna de las incidencias supuso interacción descontrolada o problemática.
Las autoridades utilizaron diversas tecnologías para mantener un control en tiempo real de la situación, incluyendo cámaras térmicas y drones de la Real Policía Montada para vigilar en vivo la actividad animal en el área.
Además, equipos especializados de perros entrenados, conocidos como 'perros detectores', fueron desplegados en las proximidades para disuadir a los animales potencialmente peligrosos y mantenerlos alejados de los puntos donde se concentraron los asistentes.
Estos perros de trabajo, parte de las estrategias de mitigación, ayudaron a prevenir encuentros peligrosos y a garantizar que tanto la fauna como los humanos permanecieran en sus respectivos espacios.
La presencia de estos animales adiestrados fue clave para una gestión proactiva ante un entorno de por sí complejo y en constante cambio.
El contexto de esta cumbre atípica en una zona tan remota puso en relieve la importancia de la conservación y la convivencia armoniosa entre humanos y fauna silvestre.
La última vez que se realizó en Kananaskis, en 2002, una osa fue sedada y posteriormente falleció tras caer de un árbol en un intento por alejarse de un grupo de personas.
De Ruyter, director del programa WildSmart del Instituto Biosfera, explicó que la actividad de los osos aumenta significativamente entre abril y mayo, tras salir de su letargo invernal en busca de alimento.
En la región de Bow Valley y Kananaskis, se estima que hay aproximadamente 65 osos grizzly y más de 200 osos negros, cifras que reflejan la robustez de las poblaciones durante esta época.
La buena gestión durante la cumbre y la ausencia de incidentes mayores indican que los animales presentes en la zona son, en su mayoría, tolerantes y adaptables a la presencia humana, siempre que se respeten ciertas pautas.
De Ruyter señala que el 99% del tiempo, los animales evitan el contacto con las personas, simplemente buscando sobrevivir en su hábitat natural y prefiriendo no involucrarse en conflictos.
La clave reside en la colaboración del público y las autoridades para mantener estas relaciones en equilibrio.
Este evento demuestra que, con la debida preparación y respeto por la fauna, es posible realizar encuentros seguros en entornos naturales donde coexisten especies silvestres y visitantes humanos.
La experiencia en Alberta ofrece una referencia importante para futuras actividades en áreas protegidas y eventos internacionales en escenarios de gran biodiversidad, resaltando la importancia de estrategias innovadoras y respetuosas como las empleadas durante la G7.