Las operaciones de información vinculadas a China están empleando cada vez más herramientas de inteligencia artificial generativa para crear campañas de desinformación y perfiles falsos en redes sociales, generando alarma a nivel global. Expertos advierten sobre el impacto de estas prácticas en la política y la opinión pública internacional.

En un contexto internacional cada vez más complejo, las operaciones de información vinculadas a China están aprovechando de manera creciente las tecnologías de inteligencia artificial generativa para perfeccionar sus estrategias de influencia y desinformación.

Según un informe reciente de The Diplomat, estas técnicas no solo permiten refinar contenidos encubiertos y difundir propaganda estatal de forma más efectiva, sino que también facilitan la creación de perfiles falsos en redes sociales, diseñados para manipular la opinión pública en diferentes regiones del mundo.

Supuestamente, estas operaciones se orientan especialmente hacia mercados con gran presencia juvenil y en idiomas locales, con el objetivo de incrementar la confianza en fuentes pro-Pekín y moldear la percepción pública en países en desarrollo.

La utilización de IA para adaptar contenidos a contextos culturales específicos ha supuesto un avance significativo en la estrategia de influencia digital, permitiendo que las campañas sean más convincentes y de mayor alcance.

El informe también revela que en agosto pasado, dos académicos de la Universidad de Vanderbilt, en Estados Unidos, publicaron un análisis que documenta la existencia de una serie de documentos chinos vinculados a la empresa privada GoLaxy.

Supuestamente, estos documentos detallan el uso de inteligencia artificial para generar contenidos engañosos dirigidos a audiencias en Hong Kong y Taiwán, además de extraer información sobre legisladores estadounidenses con el fin de facilitar futuras operaciones de espionaje o campañas de influencia.

Se presume que China ha intensificado el uso de IA en campañas de desinformación, creando sitios web falsos que replican medios de comunicación legítimos y distribuyen narrativas alineadas con Beijing en varios idiomas.

Un informe reciente de Graphika, titulado “Falsos Amigos”, identificó una red de 11 sitios web falsos creados entre finales de 2024 y principios de 2025, en los cuales se emplearon imágenes generadas por IA como logotipos y fotos de perfil para aumentar la credibilidad.

Asimismo, se ha señalado que cuentas en plataformas como OpenAI, Meta y Graphika han sido utilizadas para difundir campañas de desinformación con un alto grado de automatización y sofisticación.

Por ejemplo, en una operación conocida como “Uncle Spam”, se generaron perfiles y contenidos falsos en inglés y otros idiomas para simular discusiones públicas, con comentarios tanto de apoyo como de crítica a políticas estadounidenses, en un intento de polarizar la opinión.

Supuestamente, estas campañas también incluyen la fabricación de engagement orgánico, donde cuentas controladas publican publicaciones y respuestas en cadena, creando la ilusión de una conversación natural.

Una de las tácticas más utilizadas ha sido la generación masiva de publicaciones por cuentas vinculadas a China, que imitan la interacción humana mediante respuestas automáticas, con el fin de influir en la percepción y el comportamiento de los usuarios.

En el ámbito de la seguridad digital, estas prácticas han llevado a investigaciones sobre posibles brechas de datos y manipulación en plataformas de comunicación.

Por ejemplo, se reporta que compañías como KT y LG Uplus en Corea del Sur están bajo investigación tras detectar posibles filtraciones de datos de clientes y pagos móviles no autorizados, vinculados presuntamente a estas campañas de desinformación.

Históricamente, China ha sido acusada desde hace décadas de utilizar la información como herramienta de poder, pero la incorporación de IA en estas estrategias marca un antes y un después en la sofisticación y alcance de sus operaciones.

La comunidad internacional, incluyendo gobiernos democráticos y empresas tecnológicas, alertan sobre la necesidad de actuar con urgencia para contrarrestar estos intentos de manipulación digital.

En definitiva, el uso de inteligencia artificial por parte de actores vinculados a China para crear campañas de desinformación y propaganda representa una amenaza creciente para la estabilidad política y la seguridad en múltiples regiones del mundo.

La colaboración internacional y la regulación en materia de IA serán cruciales para frenar estos esfuerzos y proteger la integridad de los procesos democráticos.