Las investigaciones recientes en Ontario revelan una disminución significativa en la población de osos negros en ciertas regiones, planteando debates sobre las estrategias de conservación y la caza controlada en la provincia.

En la provincia de Ontario, Canadá, recientes estudios científicos han puesto en evidencia un descenso notable en las cifras de osos negros en varias zonas específicas, especialmente en áreas al norte de Sudbury y cerca de Thunder Bay.

Esta disminución, que fluctúa entre un 20 % y un 40 %, aunque aún no se puede determinar con precisión, ha generado preocupaciones entre los expertos en vida silvestre sobre la salud y sostenibilidad de esta especie en la región.

El método utilizado para estimar este declive ha sido el análisis de muestras de ADN, colectadas mediante estaciones de cebo colocadas estratégicamente a lo largo de la provincia desde 2017 hasta 2022.

Los investigadores colocaron cientos de estos puntos de muestreo y recogeron miles de muestras capilares de osos negros, permitiendo así una estimación más precisa de la población en comparación con métodos tradicionales.

Este estudio forma parte de un esfuerzo a largo plazo para monitorear la dinámica de la población desde las cifras registradas en la primera década del siglo XXI, la cual mostraba una tendencia estable o en ligeros aumentos en ciertas áreas.

La comparación con datos anteriores, obtenidos entre 2004 y 2011, indica un posible cambio en la tendencia en regiones específicas, lo que ha encendido el debate sobre las causas y las posibles medidas de gestión.

Expertos en conservación, como Joe Northrup, científico investigador en el Ministerio de Recursos Naturales de Ontario, señalan que la mortalidad humana, ya sea por conflictos o por actividades de caza, probablemente esté influyendo en estos cambios poblacionales.

Northrup subrayó que, en muchas áreas, las poblaciones de osos permanecen estables o incluso han registrado un aumento significativo, dado el ejemplo de la región del Parque provincial Algonquin, al norte de Toronto, donde las cifras se han incrementado en un 70 %.

Actualmente, los osos negros no están considerados especies en peligro ni amenazadas en toda la provincia, aunque la reducción en ciertas áreas genera la inquietud sobre la necesidad de ajustar las políticas de conservación y caza.

Uno de los temas que ha tomado relevancia en el debate público es la temporada de caza primaveral del oso en Ontario. La caza de osos en esta estación, que se ha llevado a cabo desde 2015 tras un período de prohibición en 1999, genera controversia. Mientras que algunos sectores, principalmente los relacionados con la economía y el turismo en el norte de Ontario, defienden esta práctica argumentando que puede realizarse de manera sostenible y que aporta aproximadamente 45 millones de euros anuales a la economía local, los grupos conservacionistas critican los posibles efectos negativos.

En particular, la caza en primavera, cuando las madres están criando a sus crías, suscita preocupaciones sobre la vulnerabilidad de estos animales jóvenes.

Aunque en la regulación se prohíbe la caza de madres con crías, los críticos señalan que resulta difícil identificar con precisión a estos animales en estado salvaje, especialmente en las primeras etapas de la temporada.

Por su parte, expertos como Mark Ryckman, director de políticas de la Federación de Pescadores y Cazadores de Ontario, argumentan que los cazadores profesionales utilizan cámaras trampa y establecer puntos de cebo de manera constante, permitiéndoles diferenciar con mayor exactitud a las hembras con crías de los machos, minimizando así el impacto en la población.

Organizaciones defensoras del medio ambiente, como Ontario Nature, consideran que la reanudación de la caza en primavera es una decisión basada en datos científicos limitados y que no refleja la visión de sostenibilidad necesaria para proteger a estos animales.

Shane Moffatt, responsable de campañas de conservación, afirmó que «es fundamental actuar en el momento en que se detectan los primeros indicios de declive poblacional, en lugar de esperar que la situación empeore».

El Ministerio de Recursos Naturales ha declarado que no planea modificar las temporadas de caza este año y que la población de osos negros se mantiene estable a nivel provincial.

No obstante, enfatizan que seguirán monitorizando esta especie mediante el programa de evaluación continua, ajustando las políticas según los datos obtenidos.

Este monitoreo no solo busca controlar el número de ejemplares, sino también entender los patrones de movimiento y reproducción de los osos, con el fin de diseñar estrategias de manejo y conservación más precisas en el futuro.

La intención es instaurar un programa de seguimiento regular para evaluar cambios poblacionales y orientar las decisiones tanto en materia de conservación como de caza.

En un contexto histórico, la especie de oso negro en Canadá ha tenido una larga relación con las comunidades indígenas, quienes consideran a estos animales símbolos de la fauna local y una pieza clave en sus tradiciones culturales y prácticas de subsistencia.

La gestión sostenible de esta especie, por lo tanto, requiere un equilibrio entre la conservación y el aprovechamiento responsable, algo que será crucial para la política futura en Ontario y en otras regiones de Canadá.

El debate sobre las cifras en descenso y las estrategias de manejo refleja un escenario más amplio: la necesidad de establecer objetivos claros en la gestión de la fauna silvestre, incorporando criterios científicos, culturales y económicos para garantizar la biodiversidad de manera sostenible en el largo plazo.