Un informe reciente destaca a China como la principal amenaza militar y cibernética para Estados Unidos, con implicaciones para Taiwán y la seguridad global.

Washington D.C., 26 de marzo: Las agencias de inteligencia de EE. UU. han catalogado a China como la principal amenaza militar y cibernética, enfatizando que el país asiático sigue mejorando sus capacidades con el potencial objetivo de controlar Taiwán, según un informe del Taipei Times.

En este análisis, las amenazas a Estados Unidos se dividen en dos grupos principales: "criminales transnacionales no estatales y terroristas" y "actores estatales importantes", donde China, Rusia, Irán y Corea del Norte ocupan un lugar destacado.

El informe subraya que China es la nación "más capaz de amenazar los intereses estadounidenses en todo el mundo." Sin embargo, se mantiene cautelosa para no poner en riesgo su reputación económica y diplomática. La Directora de Inteligencia Nacional de EE. UU., Tulsi Gabbard, testificó ante el Comité de Inteligencia del Senado, señalando que "el ejército chino está desplegando tecnologías avanzadas, como armas hipersónicas, aviones furtivos, submarinos avanzados, capacidades mejoradas de guerra espacial y cibernética, así como un arsenal nuclear en expansión."

China está aumentando sus capacidades militares, en parte, "para asegurar una ventaja en caso de conflicto militar con Estados Unidos" en relación con sus aspiraciones de unificación con Taiwán.

El informe indica que Pekín está haciendo progresos "estables pero desiguales" en las capacidades que emplearía para tomar control de Taiwán y para disuadir o contrarrestar la intervención militar estadounidense.

Se espera que Beijing continúe ejerciendo "presión económica" sobre Taiwán, lo cual probablemente se intensificará si la isla busca independencia formal.

Además, se anticipa que China podría escalar sus medidas coercitivas retirando acuerdos de tarifas preferenciales, prohibiendo selectivamente importaciones desde Taiwán y aplicando regulaciones de manera arbitraria.

A pesar de este fortalecimiento, China enfrenta "desafíos abrumadores" como la corrupción, disparidades demográficas y dificultades económicas y fiscales que podrían obstaculizar los objetivos estratégicos y políticos de sus líderes.

Desde una perspectiva histórica, es importante recordar que la relación entre China y Taiwán ha sido tensa desde la Guerra Civil China en 1949, cuando el gobierno nacionalista se retiró a la isla tras ser derrotado por las fuerzas comunistas.

Desde entonces, se ha mantenido un estado de tensión, con Taiwán proclamándose como un estado soberano, aunque China lo considera una provincia rebelde.

La situación actual pone de manifiesto la complejidad del equilibrio geopolítico en la región, donde las acciones de China no solo afectan a Taiwán, sino que también tienen repercusiones globales, especialmente en el contexto de la seguridad nacional de Estados Unidos.

A medida que las tensiones aumentan, el mundo observa con preocupación el desenlace de esta situación que podría definir las relaciones internacionales en el siglo XXI.

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