Investigadores revelan cómo un monje austríaco del siglo XVIII logró mantenerse en excelente estado durante casi 300 años, gracias a una técnica de embalsamamiento pionera que involucró el embalaje por vía rectal y el uso de materiales como maderas, plantas secas y zinc chloride.
El cuerpo de un monje austríaco del siglo XVIII, conocido como el