Un palomo mensajero que debía regresar a Mallorca desde Ibiza terminó en una remota isla de Canadá, causando inquietud entre sus propietarios y generando interés por sus inusuales aventuras.
Un palomo mensajero español, llamado Peter, ha llamado la atención de expertos y amantes de la naturaleza tras un sorprendente desenlace de su viaje.
Este joven palomo de ocho meses, que originalmente iba a participar en una carrera desde Ibiza hasta Mallorca, terminó volando más de 5,000 kilómetros a través del Océano Atlántico hasta llegar a Sable Island, una remota barra de arena situada a 300 kilómetros de la costa de Nova Scotia, Canadá.
La carrera se inició el 22 de febrero con el lanzamiento de cientos de palomos desde un camión en la isla española de Ibiza. Peter era el palomo número 9,550 en ser liberado. Sin embargo, tras varias horas de vuelo, su dueño, David Fernández, empezó a preocuparse al no ver volver a su palomo a su palomar. Pensó que podría haber sido atacado por un ave de rapiña, nunca imaginando que se encontraría en el extremo opuesto del mundo.
El arte de la paloma mensajera es una tradición que data de miles de años, popular en muchas culturas. A través de las épocas se han utilizado estas aves para comunicaciones, especialmente en contextos de guerra y emergencia. Hoy en día, las competiciones de palomos son vistas como un deporte que combina la cría y el entrenamiento de estas aves para que regresen a sus hogares desde grandes distancias, donde se mide la velocidad de vuelo.
Kristina Penn, una trabajadora de Parks Canada, se encontró con el palomo en Sable Island a finales de marzo. Recuerda haber visto a cientos de caballos salvajes y abundantes focas en la isla, pero el avistamiento de un palomo era poco común. A lo largo de su carrera, solo pudo recordar un incidente similar cuando un palomo estadounidense llegó a la isla en 2017. La identificación de Peter fue posible gracias a una férula en su pata, que contenía un número de identificación y el año de su nacimiento. Así, Penn descubrió que pertenecía a un aficionado en las Islas Baleares.
Se teoriza que durante la carrera, el palomo decidió descansar en un barco de carga y logró cruzar el océano sin ser detectado. Durante su estadía en Sable Island, Peter no mostró señales de actividad al principio, pero después de algunos días de cuidados, comenzó a moverse y a expandir sus alas, muestra de que poco a poco se recuperaba de su periplo.
Después de una semana de cuidados en la isla, Peter fue trasladado a un centro de rehabilitación de vida silvestre en el continente, donde Brianna Bowes, especialista en cuidado de animales, encontró al palomo en un estado precario.
"Estaba delgado y deshidratado", recordó Bowes. Después de realizar algunas pruebas, se descubrió que Peter también tenía un parásito gastrointestinal llamado coccidia. Sin embargo, con el tiempo y los cuidados necesarios, Peter ha empezado a recuperar peso y salud.
Dos meses después de liberar a su palomo, Fernández recibió un email de la Federación Colombófila Española, informándole que su palomo había llegado hasta Sable Island.
El creador del ave se sintió aliviado de saber que Peter estaba siendo bien cuidado en Canadá y ha manifestado estar abierto a la posibilidad de dejar que el palomo permanezca allí o bien traerlo de regreso a España, según lo mejor para el ave.
Fernández, quien normalmente no asigna nombres a sus palomos a menos que logren algo significativo, considera que el nombre de Peter es bien merecido tras su extraordinaria hazaña.