La provincia de Columbia Británica plantea prohibir la cría, venta y tenencia de gatos exóticos y animales no domésticos, generando preocupación entre propietarios y criadores que advierten sobre las consecuencias de una medida demasiado restrictiva y la posible regulación inadecuada.
En la provincia de Columbia Británica, una propuesta gubernamental busca prohibir la cría, venta y tenencia futura de todos los gatos considerados exóticos o no domésticos, incluyendo especies como servales, ocelotes y gatos salvajes europeos.
La iniciativa ha generado un debate intenso entre defensores del bienestar animal, propietarios y criadores especializados en estas mascotas.
El gobierno provincial ha declarado que estos animales quedarían clasificados como "especies alienígenas controladas", una categoría que abarca una amplia variedad de especies, desde jirafas y hienas hasta jaguares y osos polares.
La medida busca reducir riesgos de seguridad pública y garantizar el bienestar animal, pero algunos expertos y propietarios consideran que una regulación basada en permisos y controles sería más efectiva y responsable que una prohibición total.
Los propietarios de gatos exóticos suelen invertir miles de euros en sus mascotas. Por ejemplo, algunos criadores gastan aproximadamente 600 euros mensualmente en alimentación especializada, suplementos y cuidados veterinarios. Uno de estos criadores, que ha dedicado años y recursos a cuidar de un serval llamado "Uzi", destaca que la atención y los cuidados que brindan a estas especies no son comparables con los de los gatos domésticos comunes.
De'cruze, una dueña que ha dedicado esfuerzos considerables a mantener a su serval en las mejores condiciones, advierte que una prohibición total podría empujar a los propietarios y criadores a actuar en la clandestinidad, lo que complicaría la supervisión y el cuidado adecuado de estos animales.
Ella explica que ha invertido en instalaciones específicas, como recintos interiores y exteriores, ruedas de ejercicio y una dieta especializada que le cuesta alrededor de 650 euros al mes.
Además, acredita que su compromiso es tan alto que evita tomar vacaciones para asegurarse del bienestar de "Uzi" y llama la atención sobre la dificultad que representa su tenencia para personas sin experiencia ni recursos.
Sin embargo, también reconoce que criar estos animales no es una tarea para todo el mundo, y que la regulación debería centrarse en la responsabilidad y el conocimiento, no en limitar totalmente el acceso.
Por su parte, una abogada especializada en leyes animales, Rebeka Breder, argumenta que los animales exóticos, en particular los felinos que tienen instintos salvajes y requieren amplios territorios, no pueden satisfacer sus necesidades en un hábitat doméstico.
"Estos animales sufren en cautiverio y su bienestar no puede garantizarse en un entorno casero", afirma.
Breder también propone que se extienda la prohibición a otras especies peligrosas o de difícil manejo, como algunas serpientes, y señala que la priorización debería ser la protección tanto de las personas como de los animales.
En 2022, ocurrió un incidente en Vancouver en el que dos servales escaparon de un criador y atacaron animales domésticos, lo que llevó a temores en la comunidad.
La Sociedad para la Protección de los Animales de Columbia Británica (SPCA) apoyó la prohibición, argumentando que estos felinos representan un riesgo para la seguridad pública debido a su tamaño y comportamiento potencialmente agresivo.
El debate no es nuevo. En 2019, la SPCA retiró 13 servales de un criador de Kamloops en condiciones consideradas