El Ayuntamiento de Santander abre un proceso participativo para que vecinos y asociaciones aporten sus sugerencias sobre la futura Zona de Bajas Emisiones, en un paso clave hacia una movilidad más sostenible en la ciudad.

El Ayuntamiento de Santander ha puesto en marcha la primera fase del proyecto para implementar una nueva normativa que regirá la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) en la ciudad, con el objetivo de reducir la contaminación atmosférica y luchar contra el cambio climático.

La iniciativa, que se encuentra en su etapa inicial, se ha anunciado a través del portal web oficial del consistorio, donde se ha publicado un aviso de consulta pública para recabar opiniones y sugerencias de los vecinos, asociaciones y otros actores interesados.

El concejal de Movilidad Sostenible, Agustín Navarro, confirmó que durante los próximos diez días hábiles, a partir de mañana, la ciudadanía podrá acceder a un borrador del proyecto de ordenanza y enviar sus aportaciones mediante los canales habilitados en la web municipal.

Esta consulta previa forma parte del proceso de tramitación administrativa, que incluye la discusión y aprobación en la Junta de Gobierno Local, para posteriormente ser sometida a la consideración del Pleno del Ayuntamiento.

La finalidad principal de esta ordenanza es mejorar la calidad del aire en Santander, una ciudad que, como muchas otras en España, ha sufrido en los últimos años niveles preocupantes de contaminación urbana, principalmente por las emisiones del transporte.

La normativa busca también cumplir con los compromisos internacionales y nacionales en materia de protección del medio ambiente y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

El proceso de elaboración del proyecto se ha basado en un diagnóstico exhaustivo de la situación actual, incluyendo datos históricos sobre la calidad del aire en la ciudad, que ha evidenciado la necesidad de medidas urgentes.

La propuesta contempla delimitar claramente las áreas de actuación de la ZBE y definir las restricciones y regulaciones específicas para los vehículos que ingresen en estas zonas.

Navarro adelantó que, en paralelo, próximamente se dará a conocer el proyecto completo de la ZBE, junto con las áreas específicas donde se aplicarán las restricciones, que también estarán sujetas a información pública.

Esta fase de participación pretende garantizar la transparencia y recoger las opiniones de la ciudadanía para ajustar el plan a las necesidades reales de Santander.

Desde su creación, las Zonas de Bajas Emisiones se han consolidado como una herramienta efectiva para reducir la contaminación en las urbes, promoviendo modos de transporte más sostenibles, como la bicicleta, el transporte público y vehículos eléctricos.

En muchas ciudades europeas, como Ámsterdam, Copenhague o Viena, estas zonas ya forman parte del paisaje urbano y han contribuido a mejorar la salud pública y la calidad de vida.

El proyecto de ordenanza que se está elaborando en Santander también establecerá un marco normativo para la gestión y control de la ZBE, incluyendo medidas de señalización, restricciones específicas de circulación y coordinación con la planificación urbana.

Entre los objetivos específicos se encuentran la protección de la salud de los ciudadanos, la reducción de emisiones nocivas, la promoción de la movilidad activa y la reordenación del espacio público, priorizando a los peatones y modos de transporte sostenibles.

Asimismo, la normativa buscará garantizar la equidad en el acceso a la movilidad, evitando que las restricciones afecten de manera desproporcionada a ciertos colectivos sociales.

La ordenanza servirá como instrumento para lograr una transformación estructural del modelo de movilidad en Santander, alineándose con las políticas europeas y nacionales que buscan ciudades más limpias, saludables y sostenibles.

Finalmente, Navarro resaltó que esta iniciativa representa un paso importante en la estrategia del Ayuntamiento para avanzar hacia una ciudad más respetuosa con el medio ambiente, promoviendo una movilidad más eficiente y menos contaminante.

La participación ciudadana será clave en el proceso, y se espera que las aportaciones recibidas sirvan para perfeccionar y adaptar el proyecto a las necesidades reales de la comunidad santanderina.