Estela Medina sufrió una agresión violenta por parte de su esposo, que terminó con la intervención heroica de su madre de 104 años, quien arriesgó su vida para salvarla. La historia revela la crudeza de la violencia familiar y las fallas del sistema legal.
La historia de Estela Medina, una mujer de 42 años que fue víctima de una agresión brutal por parte de su esposo, ha conmovido a la opinión pública.
El incidente, presuntamente ocurrido en la provincia de Tucumán, Argentina, revela la gravedad de la violencia doméstica y las controversias en torno a las leyes que protegen a las víctimas y a los agresores mayores de edad.
Supuestamente, la tragedia comenzó cuando Hugo Zelaya, el esposo de Estela, la obligó a mantener relaciones sexuales en contra de su voluntad. Al negarse, el agresor presuntamente la atacó con una violencia desmedida, golpeándola y arrastrándola por la cama hasta el borde. Testigos relataron que el ataque fue tan violento que Estela terminó con varias heridas y heridas en sus brazos. La mujer denunció que Zelaya le mordió en varias partes del cuerpo, incluso en el rostro y los brazos, y que en un acto de desesperación, intentó defenderse con un frasco de perfume y posteriormente con un producto antiséptico de nombre Pervinox, que logró arrojar en los ojos del agresor.
La escena fue presenciada por la madre de Estela, una mujer de 104 años que, a pesar de sufrir demencia senil, supuestamente percibió el peligro inminente y se levantó para auxiliar a su hija.
La anciana supuestamente le suplicó a Zelaya que no continuara con la violencia, diciendo “Hijo, déjala”. Sin embargo, el agresor no paró y, en su furia, le propinó golpes mortales a la madre de Estela, causándole la muerte.
Supuestamente, en medio del caos, la víctima logró escapar y buscar ayuda, pero Zelaya, fuera de control, la alcanzó antes de que pudiera refugiarse en la puerta de la vivienda, donde la mordió brutalmente.
La escena fue tan violenta que la piel de Estela quedó parcialmente desgarrada, con pedazos de piel y pelos en su boca, mientras el agresor seguía atacándola.
El caso generó un gran revuelo en la comunidad y en las redes sociales, donde muchos expresaron su indignación por la aparente impunidad. La legislación en la provincia de Tucumán, en Argentina, supuestamente impide que las personas mayores de 70 años puedan ser sometidas a prisión preventiva, por lo que Zelaya quedó en arresto domiciliario en lugar de enfrentar cargos en la cárcel.
Esto ha generado críticas entre defensores de derechos humanos y organizaciones que luchan contra la violencia de género.
Por otro lado, la historia de la madre de Estela, que supuestamente arriesgó su vida para salvar a su hija, ha sido ampliamente difundida y ha despertado sentimientos de admiración y tristeza.
La mujer, que falleció a causa de las heridas, es vista como un símbolo de sacrificio y amor incondicional.
Este caso evidencia la necesidad de revisar las leyes y protocolos que protegen a las víctimas de violencia familiar, especialmente en casos donde los agresores son mayores de edad.
La comunidad exige justicia y medidas efectivas para prevenir tragedias similares en el futuro, promoviendo una mayor protección a quienes sufren en silencio.
En resumen, la historia de Estela Medina y su madre revela una realidad dura, donde el amor familiar y la valentía se enfrentan a la brutalidad y a las fallas del sistema judicial.
La sociedad debe reflexionar sobre cómo actuar ante estas situaciones y garantizar que la justicia prevalezca, sin importar la edad del agresor.