Una joven que sobrevivió a un tiroteo en 2018 en Florida enfrentó nuevamente una situación de peligro, guiando a sus compañeros en un nuevo ataque en la Universidad Estatal. La violencia armada en EE.UU. sigue causando horror y tragedia.

La tarde del jueves 18 de abril, se registró el sexto tiroteo masivo en Estados Unidos en lo que va de 2025, un hecho que vuelve a poner en evidencia la alarmante realidad de la violencia armada en el país.

La víctima principal fue Phoenix Ikner, un joven de 20 años que cursa estudios en Ciencias Políticas, quien ingresó armado en el campus de la Universidad Estatal de Florida y causó la muerte de dos personas, además de herir a otras seis.

Entre los testigos del incidente se encontraba Stephanie Horowitz, una mujer que en 2018 sobrevivió a otro tiroteo en la Escuela Secundaria Parkland, donde perdieron la vida 17 personas a manos de Nikolas Cruz, un atacante de 19 años.

La experiencia vivida en aquel entonces marcó profundamente a Horowitz, quien desde entonces ha dedicado su vida a ayudar a otros en situaciones de crisis.

Gracias a esa traumática experiencia, Stephanie pudo actuar rápidamente ante la nueva amenaza. En ese momento, mientras se encontraba dando un curso en la Universidad de Florida, comenzó a coordinar con sus compañeros para buscar un lugar seguro.

"Empecé a guiar a todos hacia una habitación trasera para asegurarlos, incluso antes de que las autoridades confirmaran la situación. Tuve la sensación de que era un tiroteo activo antes de escuchar los disparos", comentó la joven.

Antes de que llegaran las fuerzas del orden, Horowitz observó cómo todos los estudiantes y profesores comenzaban a huir, dejando atrás sus pertenencias, una escena que le recordó la tragedia en su escuela secundaria.

Sin dudarlo, se dedicó a resguardar a otros estudiantes, demostrando una valentía que pocos podrían haber tenido en ese momento.

"Desafortunadamente, esto es Estados Unidos", expresó con tristeza en una entrevista con CBS News. Stephanie confesó que desde aquel 2018, despierta cada día pensando que podría ser el último. "Temo por mi vida en cada paso que doy, pero también sé que debo seguir adelante y ayudar a quienes me rodean", afirmó.

A pesar del miedo y el dolor, Stephanie logró mantener la calma y guiar a sus compañeros universitarios, salvando numerosas vidas. Como instructora, se convirtió en una figura responsable de casi 30 estudiantes, velando por su seguridad y bienestar en un momento de crisis. "Era responsable de casi 30 estudiantes, y mi prioridad era protegerlos y mantenerlos seguros. Solo después de asegurar su bienestar, pude procesar lo que había pasado", dijo.

Este incidente pone de manifiesto la persistente problemática de la violencia armada en Estados Unidos, donde en 2025 ya se han registrado más de 150 tiroteos masivos, según cifras de la Gun Violence Archive.

La crisis ha llevado a muchas voces a exigir cambios en las leyes de control de armas, en un país donde el acceso a armas de fuego es extremadamente fácil en comparación con la mayoría de los países desarrollados.

La historia de Stephanie y su valentía reflejan tanto el horror como la esperanza en medio de una realidad marcada por la violencia y la resiliencia de quienes luchan por sobrevivir y proteger a otros.