Un ataque nocturno sin precedentes de Rusia con más de 800 drones y varios misiles deja víctimas en Ucrania, incluyendo un impacto sin precedentes en la sede del Gobierno en Kiev, marcando una escalada significativa en el conflicto.

En una de las ofensivas más intensas y recordadas desde el inicio de la guerra en Ucrania, supuestamente Rusia lanzó durante la madrugada un ataque masivo que involucró la utilización de más de 800 drones, superando ampliamente las cifras anteriores, y varios misiles, en una operación que dejó un saldo trágico en varias ciudades del país.

Este ataque, que presuntamente estableció un nuevo récord, tuvo como principal objetivo la capital, Kiev, aunque también afectó a otras localidades como Odesa, Zaporiyia, Kremenchuk, Krivói Rog y Dnipropetrovsk.

El ataque, que según fuentes oficiales ucranianas ocurrió en la madrugada, fue calificado por las autoridades como uno de los momentos más críticos en la escalada del conflicto, y supuestamente representa una intensa demostración de la capacidad militar de Rusia y una muestra de su intención de presionar aún más a Ucrania y a sus aliados occidentales.

Uno de los aspectos más impactantes de esta operación fue que, por primera vez en la historia reciente del conflicto, Rusia logró dañar la sede del Gobierno en Kiev.

La primera ministra ucraniana, Yulia Sviridenko, en su cuenta de Facebook, afirmó que 'por primera vez' un ataque ruso afectó la estructura del edificio gubernamental, en particular el techo y los pisos superiores.

Las fotografías difundidas por el Servicio de Emergencias ucraniano (DSNS) muestran incendios en las últimas plantas y humo saliendo de las ventanas rotas.

Según declaraciones del ministro de Exteriores, Andriy Sibiga, también en la red social X, 'esto representa una grave escalada en la guerra', ya que hasta ahora solo se habían registrado ataques a infraestructuras y objetivos militares, pero nunca a una sede gubernamental.

Además, supuestamente fue la primera vez que Rusia empleó una cantidad tan grande de drones en un solo ataque, con 810 drones suicidas de tipo Shahed y drones señuelo diversos provenientes de Rusia y la península de Crimea, que está bajo ocupación rusa.

El parte oficial del ejército ucraniano reveló que, en total, las defensas lograron derribar 747 drones y cuatro misiles de crucero Iskander-K, pero que aún así cayeron impactos en 33 ubicaciones distintas, causando daños en edificios y dejando un saldo de al menos dos fallecidos en Kiev, incluyendo un menor, y 17 heridos.

El distrito de Sviatoshynskyi, en particular, resultó gravemente afectado, con un edificio residencial de nueve plantas parcialmente destruido y un incendio que fue rápidamente controlado.

El uso de misiles de crucero también fue notable en esta operación, empleándose nueve misiles Iskander-K y cuatro misiles balísticos KN-23. Las defensas lograron interceptar algunos de estos proyectiles, pero no todos, lo que demuestra la capacidad de Rusia para realizar ataques complejos y coordinados.

Además, fragmentos de objetos derribados cayeron en varias zonas aledañas, generando preocupación adicional en la población civil.

Este ataque, que supone una escalada sin precedentes en la intensidad y alcance, ha generado condenas internacionales y un aumento de las tensiones entre Rusia y Occidente.

La comunidad internacional continúa observando con preocupación cómo estos ataques afectan a civiles y comprometen la estabilidad en la región. La guerra en Ucrania, que comenzó en 2014 y se intensificó en 2022, parece estar entrando en una fase aún más peligrosa, con acciones que presuntamente buscan desestabilizar al gobierno y crear un clima de incertidumbre en todo el continente europeo.

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