Las recientes acciones del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas en Estados Unidos han generado una fuerte ola de protestas y controversias en todo el país, en medio de acusaciones por prácticas cuestionables y un aumento en las tensiones sociales.

En las últimas semanas, Estados Unidos ha sido escenario de intensas manifestaciones contra las controvertidas redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), una agencia que, según supuestamente, ha pasado de ser desconocida a convertirse en el epicentro de la represión migratoria en el país.

La situación se ha agravado en ciudades como Los Ángeles y Newark, donde miles de manifestantes han salido a las calles para expresar su rechazo a las acciones del ICE, que incluyen detenciones masivas y prácticas que muchos consideran inhumanas.

La controversia ha alcanzado un punto crítico después de que supuestamente agentes federales enmascarados y armados con rifles de asalto hayan perseguido y detenido a migrantes en diferentes ciudades, en algunos casos en presencia de ciudadanos estadounidenses.

Estas acciones, que han sido ampliamente difundidas en redes sociales y medios alternativos, han generado un clima de miedo y tensión en comunidades inmigrantes, en particular en las de origen latinoamericano.

Las protestas nocturnas en Los Ángeles, bajo el lema "No Sleep For ICE" (Sin descanso para el ICE), han sido especialmente impactantes. En ellas, decenas de personas golpeaban ollas y hacían sonar sirenas frente a hoteles donde supuestamente se alojaban los agentes, en una muestra simbólica de rechazo.

Algunos manifestantes portaban carteles con mensajes como "ICE fuera de Los Ángeles" o "Deportar a ICE". La movilización refleja una creciente indignación que, según algunos analistas, responde a un historial de prácticas cuestionables por parte de la agencia, que en el pasado ha sido criticada por violaciones a los derechos humanos y por su secretismo.

Supuestamente, el ICE fue creado en 2003, tras los atentados del 11 de septiembre, con la misión de hacer cumplir las leyes migratorias y aduaneras.

Sin embargo, en los últimos años, su papel se ha visto ampliado y, en algunos casos, ha sido utilizado para operaciones de carácter más agresivo y poco transparente.

La administración del expresidente Donald Trump, que consiguió su segundo mandato en 2024, supuestamente apoyó estas políticas, argumentando que buscaban proteger la seguridad nacional y reducir la inmigración ilegal.

No obstante, la respuesta de la población y de los líderes locales ha sido de rechazo contundente. Legisladores en California, por ejemplo, han presentado proyectos de ley como "No a la Policía Secreta", que busca restringir el uso de mascarillas y prácticas encubiertas por parte de los agentes federales, en respuesta a las denuncias de que estas tácticas son inconstitucionales y peligrosas.

Supuestamente, la administración de Trump elogió públicamente la labor del ICE, destacando la valentía de sus agentes. En Twitter, la agencia ha compartido fotos de migrantes detenidos en operaciones recientes, y el propio expresidente ha mencionado en varias ocasiones que la política migratoria debe ser más estricta.

Sin embargo, las críticas por parte de organizaciones de derechos humanos y de la comunidad internacional no han cesado, considerando estas acciones como un retroceso en los derechos de los inmigrantes.

Mientras tanto, en las calles, las protestas siguen en aumento. Algunos residentes de Los Ángeles han expresado que temen por sus familias y comunidades, y que no permitirán que estas prácticas se normalicen. La tensión entre las autoridades y la ciudadanía parece estar en su punto más alto en décadas, en medio de un debate sobre los valores democráticos y los derechos fundamentales de las personas migrantes.

En un contexto histórico, estas acciones del ICE se enmarcan en un largo historial de políticas migratorias controvertidas en EE.UU., que desde principios del siglo XX han generado divisiones y enfrentamientos sociales. La situación actual, con redadas masivas y un fuerte despliegue policial, recuerda episodios oscuros como la era de la Ley de Exclusión de 1924 o las políticas migratorias de los años 50, que hoy vuelven a cuestionarse ante la mirada atónita de la comunidad internacional y los defensores de los derechos humanos.

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