El presidente de EE.UU. afirma que el acuerdo con China está casi finalizado, incluyendo suministro de tierras raras y apertura académica, en un contexto de reactivación de negociaciones comerciales entre ambas potencias.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha declarado que el acuerdo alcanzado con China está prácticamente cerrado, a la espera de la aprobación definitiva por parte del mandatario chino, Xi Jinping.

A través de su perfil en TruthSocial, Trump expresó que "Nuestro acuerdo con China está cerrado, sujeto a la aprobación final del presidente Xi y mía".

Además, detalló que China se compromete a suministrar por adelantado los imanes y las tierras raras necesarias para la fabricación de componentes tecnológicos estratégicos.

Este avance es especialmente relevante en un contexto donde las tensiones comerciales entre ambas naciones han marcado la agenda internacional en los últimos años.

La inclusión de las tierras raras, minerales fundamentales para la industria de tecnología avanzada, energías renovables y defensa, representa un paso importante para reducir la dependencia de Estados Unidos de proveedores extranjeros y reforzar su autosuficiencia en estos recursos.

En términos económicos, el acuerdo contempla que China entregará estas tierras raras por un valor aproximado de 1.200 millones de euros, equivalentes a unos 1.350 millones de dólares, en un compromiso que busca estabilizar el mercado global de estos minerales, que ha visto aumentos de precios y escasez en los últimos años.

Como contraprestación, Estados Unidos facilitará a China el acceso de estudiantes chinos a universidades estadounidenses, una medida que Trump ha calificado como positiva, diciendo: "Siempre me ha parecido bien que los estudiantes chinos puedan estudiar en EE.UU."

Por otra parte, el mandatario estadounidense expresó su intención de colaborar estrechamente con Xi Jinping para abrir nuevas oportunidades de comercio entre ambos países.

Según Trump, esto representa "un gran triunfo para ambos países y para la economía mundial". En este sentido, el acuerdo busca reducir las barreras arancelarias existentes, que actualmente afectan significativamente el comercio bilateral.

Desde la Casa Blanca, fuentes oficiales informaron a Bloomberg que los aranceles actuales, que en algunos casos alcanzan el 55%, serán revisados y ajustados.

Se espera que las nuevas medidas incluyan un arancel base del 10%, junto con otros gravámenes vinculados al tráfico ilegal de fentanilo y otros productos, que en conjunto suman aproximadamente un 25%.

Esto marcaría un cambio importante en la política de tarifas y permitiría una mayor fluidez en las relaciones comerciales.

El acuerdo marco fue anunciado tras una reunión de dos días en Londres entre delegados de EE.UU. y China, donde se reactivaron las negociaciones tras semanas de tensión. Los contactos, que se centraron en el llamado "consenso de Ginebra" alcanzado en mayo en Suiza, buscan reducir los conflictos comerciales y fortalecer la cooperación internacional.

Howard Lutnick, secretario de Comercio de EE.UU., explicó que el acuerdo implica 'materializar' lo pactado en Ginebra y resaltó que el objetivo principal del gobierno estadounidense sigue siendo reducir el déficit comercial y promover el crecimiento económico.

Según Lutnick, la reciente llamada telefónica entre Trump y Xi Jinping sentó las bases para avanzar hacia un acuerdo completo, que se implementará una vez que ambas partes lo aprueben en sus respectivos países.

Por su parte, el viceministro chino de Comercio, Li Chengang, afirmó que las negociaciones han sido "profesionales y profundas" y ratificó que ambas naciones han llegado a un acuerdo preliminar para aplicar el marco de cooperación acordado en la conversación entre Trump y Xi en junio pasado.

Este acuerdo también contempla la colaboración en áreas tecnológicas y en fortalecer las cadenas de suministro globales, en un momento en que el comercio internacional busca recuperarse de los efectos de la pandemia.

El avance en estas negociaciones representa un paso importante en la reconfiguración de las relaciones económicas entre EE.UU. y China, países que juntas representan casi la mitad del PIB mundial. La resolución de estas tensiones podría allanar el camino para una mayor estabilidad en los mercados globales y un impulso al comercio internacional en los próximos años.

Sin duda, estos desarrollos marcarán un capítulo clave en la historia de las relaciones diplomáticas y económicas entre ambas potencias.