El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó este viernes que “ya me decidí”, en respuesta a las preguntas de los periodistas sobre las conversaciones que ha sostenido en los últimos días acerca de Venezuela y las posibles acciones militares en la región del Caribe.

Según supuestamente fuentes cercanas, Trump aseguró contar con una decisión firme, aunque no precisó cuándo sería implementada, dejando en suspenso las intenciones oficiales.

Estas declaraciones se produjeron en el momento en que Trump se dirigía hacia su avión presidencial en Washington D.C., antes de partir hacia Florida para pasar el fin de semana. La noticia de su decisión llega en medio de una serie de reuniones confidenciales con altos mandos militares y oficiales del Pentágono, en las que supuestamente se analizaron diversas opciones para actuar en la crisis venezolana.

El diario estadounidense The Washington Post, que obtuvo información exclusiva, informó que en la jornada del viernes Trump mantuvo encuentros con el secretario de Guerra, Pete Hegseth, y otros altos funcionarios del Departamento de Defensa.

En estas reuniones, presuntamente, se discutieron varias estrategias para intensificar la presencia militar en el Caribe, con el objetivo declarado de combatir el narcotráfico y proteger los intereses estadounidenses en la región.

Supuestamente, un funcionario anónimo afirmó que las fuerzas militares desplegadas en el Caribe están a la espera de una orden para actuar. Además, se indicó que los militares ya tendrían capacidades operativas en la zona y que, en caso de recibir la orden, podrían responder rápidamente a cualquier movimiento del gobierno venezolano o de actores no estatales en la región.

Por su parte, el Comando Sur compartió en las redes sociales un video en el que se observa la eliminación de una embarcación en el Caribe, con cuatro supuestos narcotraficantes a bordo.

La operación, que supuestamente dejó a todos los involucrados muertos, forma parte de la estrategia de la administración Trump para combatir el tráfico de drogas que, según se afirma, alimenta la crisis en Venezuela y amenaza la seguridad de Estados Unidos.

Desde el jueves pasado, la administración estadounidense ha estado promoviendo la operación bajo el nombre clave de ‘Lanza del Sur’. Este nombre, presuntamente, simboliza la intención de Estados Unidos de proyectar su poder en la región para frenar el flujo de drogas y, en un escenario extremo, intervenir militarmente si las circunstancias lo requieren.

Sin embargo, los detalles específicos de la misión permanecen en la penumbra, generando incertidumbre en la comunidad internacional.

Históricamente, Estados Unidos ha mantenido una presencia militar significativa en el Caribe y Venezuela, con intervenciones que datan de mediados del siglo XX.

La crisis actual, que ha escalado en los últimos meses, recuerda a otros momentos de tensión en la región, donde las acciones militares y diplomáticas han definido el rumbo político y social de países como Venezuela, Cuba y Nicaragua.

Expertos supuestamente consideran que estos movimientos reflejan una política de presión para forzar cambios internos en Venezuela, en un contexto donde la economía y la estabilidad social están en crisis.

La comunidad internacional sigue de cerca la situación, ya que algunos países temen que una escalada militar pueda desatar una crisis humanitaria aún mayor en la región.

La decisión final de Estados Unidos, que supuestamente está a punto de ser ejecutada, marcará sin duda un capítulo importante en la historia reciente de las relaciones entre ambos países y la estabilidad del Caribe.

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