El descubrimiento de restos óseos en las cercanías de la vivienda de Gustavo Cerati ha reavivado una investigación que data de hace casi 40 años, vinculando a un joven desaparecido en 1984 con un posible sospechoso y planteando interrogantes sobre un crimen aún sin resolver.
En las últimas semanas, la atención mediática se ha centrado en un hallazgo que podría cambiar la historia de un crimen que permanecía en la penumbra desde hace casi cuatro décadas.
Se trata de restos óseos encontrados en las inmediaciones de la casa del icónico músico Gustavo Cerati, en Buenos Aires, que presuntamente pertenecen a un joven desaparecido en 1984.
La identidad del muchacho, llamado Diego Fernández, de 16 años en ese momento, ha sido confirmada tras un análisis forense que supuestamente fue realizado por expertos argentinos en antropología.
La desaparición de Diego ocurrió el 26 de julio de 1984, en plena dictadura militar en Argentina, un período marcado por múltiples casos de desapariciones forzadas y violaciones a los derechos humanos.
La historia de Diego, sin embargo, quedó en el olvido por mucho tiempo, hasta que los restos fueron hallados en un terreno cercano a la residencia de Gustavo Cerati, uno de los artistas más influyentes del rock en español, quien falleció en 2014.
Supuestamente, el descubrimiento fue realizado por un equipo de arqueólogos y forenses que estaban investigando en el lugar por motivos no relacionados, pero que terminaron encontrando restos óseos que, tras análisis comparativos y pruebas de ADN, estarían vinculados con Diego.
La noticia ha generado conmoción en el país, ya que podría ofrecer respuestas a un caso que permaneció sin resolver durante décadas.
Según informaciones no confirmadas oficialmente, los indicios apuntan a que las lesiones en los restos óseos son compatibles con una muerte violenta, y presuntamente, habría habido un intento de descuartizamiento.
La especialista Mariella Fumagalli, directora del Equipo Argentino de Antropología Forense, declaró en medios locales que las lesiones observadas en los restos sugieren que la muerte fue causada por un objeto corto punzante y que existen marcas en el cuerpo que indicarían un intento de manipulación y ocultamiento del cuerpo.
Aunque la causa de la muerte podría prescribir debido al tiempo transcurrido, la familia de Diego ha solicitado que se investigue a fondo el caso. La justicia argentina ha declarado que, aunque el delito de homicidio podría estar prescrito, la búsqueda de la verdad sigue vigente, y la familia Fernández exige justicia y respuestas.
En declaraciones a un canal de televisión local, Javier Fernández, hermano de Diego, afirmó que están trabajando junto con la fiscalía para cruzar datos y entender por qué su hermano estuvo en esa casa en aquel momento.
Supuestamente, la familia de Cristian Graf, un antiguo compañero de colegio de Diego, ha sido considerada sospechosa desde el primer momento. Graf, de 56 años, fue identificado como posible implicado, ya que compartía clases en la Escuela Nacional de Educación Técnica N° 36.
Supuestamente, un testigo, también excompañero de Graf y Diego, se comunicó con la fiscalía tras enterarse del hallazgo y aportó información que sugiere que Graf y Diego tenían relación.
La familia de Graf habría vivido en la misma propiedad desde los años 70, y, hasta ahora, nunca se había interrogado formalmente a sus miembros sobre el caso.
La historia de Diego Fernández se entrelaza con el contexto histórico de la Argentina, marcada por casos de desapariciones forzadas y violencia estatal.
Algunos supuestamente consideran que su muerte pudo estar relacionada con hechos de represión política, aunque no hay pruebas concluyentes. Lo que sí es cierto es que el misterio sigue abierto, y la sociedad espera que las investigaciones puedan esclarecer qué ocurrió aquella fatídica noche de 1984 y qué papel jugaron las personas vinculadas a aquel entonces.
El hallazgo ha reavivado también debates sobre la impunidad y la necesidad de justicia en casos que, aunque pasados muchos años, aún mantienen viva la esperanza de las familias de conocer la verdad.
La comunidad forense continúa trabajando en la identificación y análisis de los restos, en busca de pistas que permitan esclarecer los hechos y, quizás, cerrar un capítulo oscuro de la historia argentina.