El equipo argentino expresa su malestar y denuncia una decisión que consideran injusta tras la descalificación en la Copa Sudamericana, señalando la violencia en el estadio y la falta de acciones por parte de las autoridades.

A cuatro días del anuncio oficial de la Conmebol que confirmó la exclusión de Independiente de Avellaneda de la próxima fase de la Copa Sudamericana y la clasificación de Universidad de Chile a los cuartos de final, el plantel argentino emitió una declaración conjunta en la que manifestaron su profundo malestar y rechazo por la decisión tomada por el organismo sudamericano.

El fallo, que supuestamente dejó a los hinchas y jugadores del equipo argentino en estado de shock, fue considerado por muchos como una sanción excesiva y motivada por los incidentes ocurridos en su estadio durante el partido.

La descalificación fue acompañada de fuertes críticas por parte del club, que afirmó que la resolución no reflejaba la realidad de los hechos ni la conducta de su afición.

Rodrigo Rey, uno de los capitanes del equipo, expresó en nombre de todos los jugadores: "Estamos hoy, reunidos como equipo, atravesando, al igual que nuestros hinchas, el mismo sentimiento de dolor e injusticia.

En medio de la tristeza e impotencia, no es fácil expresarnos. Así como tampoco es fácil poner en palabras todo lo que nos tocó vivir en estos días y lo que sentimos con la resolución final". Sus palabras reflejaron la profunda decepción del plantel por la decisión que consideran un golpe duro a su historia y a su orgullo.

Por su parte, Iván Marcone afirmó que la situación fue agravada por la falta de acción de las autoridades del partido durante los incidentes. "Injusticia es el sentimiento que nos invade. Porque no tuvimos la posibilidad de disputar la clasificación en un campo de juego, sino que nos tocó ver y sentir cómo un grupo de hinchas visitantes, que vinieron con la clara intención de agredir a nuestra gente, seguramente están ahora festejando, beneficiados por su violencia, y eso no puede ser justo".

Su declaración subrayó la frustración del equipo ante la percepción de que las acciones violentas de algunos individuos perjudicaron a todos.

El club también denunció que, a pesar de las insistencias para que las autoridades suspendieran el encuentro ante la creciente violencia, no se tomaron medidas a tiempo, lo que supuestamente permitió que la situación se descontrolara y aumentara la inseguridad en las tribunas.

"Nosotros mismos, dentro de la cancha, y durante largos minutos, pedimos que se suspendiera el partido y se tomaran decisiones, pero no recibimos respuesta ni acción alguna.

Solo se prolongó el caos, y eso fue lo que terminó generando un ambiente peligroso para todos", añadió Rey.

Federico Mancuello, otro referente del equipo, expresó que la injusticia no solo afecta a su club sino que también perjudica al fútbol en general.

"Nos da impotencia saber que, desde nuestro lugar, hicimos todo lo posible por controlar la situación y buscar una solución en el campo de juego. La única víctima aquí es Independiente, por ser el equipo que organizó el partido y que, presuntamente, fue sancionado sin una investigación adecuada".

El futbolista también sugirió que, en su opinión, una resolución más justa hubiera sido la suspensión del encuentro y la disputa de los minutos restantes en un entorno controlado.

"Creemos que había un camino para impartir justicia que no incluyera la descalificación, una medida que consideramos desproporcionada y que envía un mensaje peligroso a todos los actores del fútbol, donde la violencia y la impunidad parecen prevalecer".

Desde hace décadas, el fútbol sudamericano ha enfrentado desafíos relacionados con la violencia en los estadios, con incidentes que en muchas ocasiones han puesto en riesgo la seguridad de jugadores y espectadores.

La historia de Independiente, uno de los clubes más tradicionales de Argentina, está marcada por momentos de gloria y también por episodios de crisis y controversia.

La reciente sanción, que supuestamente se fundamenta en hechos violentos, recuerda otras decisiones similares en la historia del deporte, que muchas veces han sido cuestionadas por su dureza o falta de pruebas concluyentes.

Mientras tanto, en las redes sociales y en la opinión pública, las voces se dividen. Algunos apoyan la postura del club y consideran que la sanción fue injusta, mientras que otros creen que la violencia en los estadios debe ser penalizada con firmeza para proteger la integridad del espectáculo.

La disputa aún no termina y, presuntamente, el club buscará recursos para revertir la sanción y poder disputar los próximos partidos en igualdad de condiciones.

La historia del fútbol sudamericano continúa siendo un reflejo de los desafíos que enfrentan sus instituciones para mantener la paz y la justicia en cada uno de sus escenarios deportivos.