Tras una reacción masiva de los hinchas en todo el mundo, la FIFA anunció una importante reducción en los precios de algunas entradas para la próxima Copa del Mundo en Norteamérica, ofreciendo asientos por solo 55 euros en la final. Esta medida busca reparar la imagen de la organización ante las críticas por sus costosos precios y políticas de venta.

La FIFA ha anunciado una significativa reducción en los precios de algunas entradas para la próxima Copa del Mundo en Norteamérica, en respuesta a la fuerte oposición y malestar de los aficionados de todo el mundo.

Este torneo, que será el primero con 48 equipos en lugar de 32, se espera que genere al menos 9 mil millones de euros en ingresos, pero también ha sido cuestionado por sus elevadas tarifas y políticas de venta.

Originalmente, algunos boletos para la fase final alcanzaban un precio de hasta 4.200 euros, lo que generó una ola de críticas en diferentes continentes, especialmente en Europa, donde las tarifas altas y las políticas de reventa han sido muy cuestionadas por los fanáticos y agrupaciones deportivas.

En un giro inesperado, la organización anunció que aproximadamente 400 a 750 entradas por equipo y por partido, situadas en una categoría llamada “Nivel de Entrada para Aficionados”, tendrán un costo cercano a 55 euros (unos 60 dólares estadounidenses).

Estas entradas estarán destinadas a los seguidores más leales, que han asistido en el pasado a partidos en su país o en el extranjero, y serán distribuidas por las federaciones nacionales de cada selección.

Este cambio, que se ha interpretado como una estrategia de respuesta rápida a la presión social, busca facilitar el acceso a los seguidores que desean viajar y apoyar a sus equipos durante toda la competición.

Las federaciones tendrán la responsabilidad de distribuir estas entradas, que se distribuirán en cantidades que podrían variar entre 400 y 750 boletos por partido, agrupados en lo que FIFA denomina “Categoría de Entrada de Aficionados”.

Desde la FIFA explicaron que esta estrategia tiene como objetivo principal “apoyar a los hinchas viajeros que desean seguir a sus selecciones a lo largo del torneo”.

Sin embargo, organismos como Football Supporters Europe consideraron que esta medida es solo una “estrategia de calmamiento” ante una reacción mundial negativa.

La organización subrayó que “la política de entradas todavía no es definitiva, se decidió con prisa y sin una consulta adecuada”.

La Copa del Mundo en Norteamérica será la primera en la historia en incorporar 48 selecciones, y se ha previsto que genere una de las mayores recaudaciones en la historia del torneo, superando los 9 mil millones de euros.

A pesar del revés por los precios, la FIFA indicó que ya ha recibido más de 22 millones de solicitudes para boletos en su fase actual de ventas.

Los precios iniciales de algunas entradas para partidos de la fase de grupos, que no involucran a Estados Unidos, Canadá o México, iban desde aproximadamente 130 euros, llegando en algunos casos a 240 euros para partidos protagonizados por selecciones de gran apoyo como Argentina, Portugal, Brasil o Inglaterra.

La intención original de la FIFA era que el acceso fuera más accesible, prometiendo que se dispondría de miles de boletos a unos 20 euros, según los compromisos asumidos en la candidatura.

Las críticas más severas provinieron de grupos de hinchas en Europa, que denunciaron el “precio dinámico” y las tarifas adicionales en las plataformas de reventa de entradas gestionadas por FIFA.

Las quejas crecieron tras conocerse que los seguidores leales no tendrían acceso a las entradas más económicas y que la política de reembolso para quienes compraron boletos a través de plataformas secundarias sería más restrictiva.

En respuesta, FIFA anunció también que eximirá de cargos administrativos a los usuarios que soliciten reembolsos después de la final, programada para el 19 de julio.

Además, se abordaron preocupaciones específicas relacionadas con los aficionados con discapacidad, quienes denunciaron que las entradas reservadas para ellos y sus acompañantes no garantizaban la compra efectiva ni el acceso gratuito como en ediciones previas.

Este torneo será un gran desafío para FIFA, que busca equilibrar suscripciones récord y las críticas en torno a los precios y políticas de negocio.

La organización también enfrentará la tarea de demostrar un compromiso real con la inclusión y el acceso para todos los hinchas, en un contexto donde la balanza entre ganancias y satisfacción de los seguidores será crucial para su imagen en los próximos años.