Eric Montes, ex canterano del Barcelona, anunció su retirada a los 27 años para priorizar su salud mental, dejando una huella en el fútbol modesto de España.

Eric Montes, futbolista de 27 años formado en las categorías inferiores del FC Barcelona y que hasta ahora defendía los colores de un equipo de la Tercera División de España, sorprendió a todos al anunciar su retiro del fútbol profesional.

La noticia, comunicada en una rueda de prensa, sitúa como motivo principal de la decisión la salud mental del jugador, un tema que ha ganado protagonismo en el mundo del deporte en los últimos años y que Montes vincula directamente con su narrativa personal.

El propio relato del ex canterano blaugrana ha puesto el foco en un desgaste emocional que, según sus palabras, ha ido acumulándose a lo largo de una carrera que comenzó muy joven y que, a pesar de sus momentos de gloria, ha estado marcada por momentos de presión y tensión constante.

Montes afirmó que, tras analizar su situación desde una perspectiva más amplia, decidió que no podía continuar persiguiendo un sueño deportivo a costa de su bienestar, y que era momento de priorizar una vida alineada con sus necesidades personales.

En la charla sostenida ante los medios, Montes explicó que la decisión no fue improvisada y que llegó tras un proceso de reflexión sostenido. Aunque reconoce los aspectos positivos de haber estado ligado al fútbol desde la niñez, dejó entrever que la élite y la exposición mediática pueden generar cargas difíciles de gestionar para muchos jugadores que no llegan a consolidarse en las ligas superiores.

En su visión, la satisfacción personal y la estabilidad emocional pesan más que una continuidad deportiva que le resultaba insostenible.

Uno de los episodios que el jugador citó como clave para su cambio de rumbo fue una lesión de rodilla que, según afirmó, marcó un punto de inflexión en su forma de entender la vida y su relación con el fútbol.

No obstante, dejó claro que la decisión de retirarse no se debe a una única circunstancia, sino a un cúmulo de factores que habían ido ganando terreno con el paso de los años.

Este apartado de su relato ilustra cómo una carrera que promete continuidad puede verse condicionada por el desgaste mental y la necesidad de reinventarse fuera de las canchas.

Con su salida, Montes anunció que regresará a su ciudad para iniciar una vida nueva, con la intención de vivir sin la presión constante que implica competir al más alto nivel.

Aunque la noticia ha generado sorpresa entre aficionados y colegas, también ha despertado mensajes de apoyo y reconocimiento por su valentía al priorizar su bienestar.

En el entorno cercano, se comenta que la reacción ha sido mixta, y que algunos dudan de si podrá mantener una senda estable fuera del fútbol profesional; sin embargo, otros destacan que su decisión podría abrir un debate necesario sobre la salud mental de los deportistas, especialmente aquellos que no encuentran un lugar cómodo en la cúspide del deporte.

Este caso llega en un momento en el que la conversación sobre salud mental en el fútbol español ha ido ganando terreno. Supuestamente, podría servir como catalizador para que clubes de categorías inferiores implementen protocolos de apoyo más sólidos y que las estructuras deportivas comprendan mejor las señales de alarma entre sus jugadores, incluso cuando no exista un historial de lesiones severas que motive las decisiones.

Presuntamente, la experiencia de Montes podría actuar como ejemplo para otros jóvenes que transitan por las mismas etapas de formación y carrera.

La trayectoria de Montes en la cantera del Barcelona y su paso por equipos de divisiones inferiores dejan claro que el oficio de jugador no siempre se resuelve en las ciudades grandes o con anuncios de alto impacto.

Su historia, ahora centrada en una salida que pretende ser resolutiva y calmada, aporta una nueva perspectiva sobre la vida más allá del césped y subraya que la salud mental debe ocupar un lugar prioritario en cualquier plan de carrera deportiva.

A falta de detalles adicionales por parte de su entorno, el caso de Eric Montes permanecerá como referencia para conversaciones futuras sobre cuidado emocional en el fútbol profesional y amateur.